sábado, 13 de octubre de 2012

700 MIL DOLARES COSTABA PARA LA CIA LA CABEZA DE FIDEL CASTRO RUS


Ernesto Guevara y Fidel Castro

¿Cuánto cuesta asesinar a los Castro o al Che? Un paquete de 2.700 documentos, telegramas y garabatos del fiscal general por la CIA, responde que se necesita un millón de dólares, cubanos exilados y hombres de la mafia.
Uno de los documentos del fiscal revela que en 1964 la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. planeaba otro intento de asesinato de Castro. Con este objetivo mantuvo conversaciones con representantes de la mafia y “exiliados patrióticos de Cuba”.
Para acabar con el comunismo en Cuba y personalmente con el poder de Castro, el Gobierno estadounidense estaba dispuesto a pagar 150.000 dólares, un millón de dólares de hoy en día.
La vida de Fidel Castro fue así valorada en 100.000 dólares (más de 700.000 ahora). Por la de su hermano Raúl los gánsteres y exiliados pidieron 20.000 dólares (150.000) y la misma cantidad costaba la vida de Ernesto 'Che' Guevara. Además, los estadounidenses podían proporcionar 2.500 dólares más para gastos.
Fidel Castro tiene el récord Guinness en intentos de asesinatos, perpetrados principalmente por los servicios de espionaje estadounidense.
Los analistas estiman que la vida del líder cubano ha estado amenazada en más de 630 ocasiones. Los medios para asesinarlo varían desde cigarros hasta explosivos en una pelota de béisbol y ataques de francotiradores. Ninguno alcanzó su objetivo.
Acciones de la CIA contra Cuba. Hechos que se perpetraron, financiaron y apoyaron desde Estados Unidos, para lograr el derrocamiento de la Revolución Cubana. En estos actos terroristas perdieron la vida un gran número de personas.

La CIA contra Cuba

El 23 de diciembre de 1958 el jefe de la CIA, Allen Dulles, ante el inminente triunfo del Ejército Rebelde en Cuba, fue categórico al intervenir en una reunión sui generis del estadounidense Consejo de Seguridad Nacional encabezada por el presidente Dwinght D. Einsenhower. "Debemos impedir la victoria de Castro", manifestó enfático el responsable del servicio de inteligencia. Setenta y dos horas después, el propio mandatario norteamericano revelaba que ya existían "operaciones encubiertas" contra las fuerzas revolucionarias cubanas.
No era una actitud sin antecedentes. Washington ofreció su total respaldo al dictador Fulgencio Batista hasta sus últimos minutos, y cuando se produjo el holocausto, recibió con los brazos abiertos a torturadores, funcionarios venales, matarifes y altos personajes del depuesto régimen.
Para el 2 de febrero de 1959, apenas un mes después del éxito de las armas rebeldes, era detenido en Cuba el ciudadano estadounidense Allen Robert Mayer, llegado ilegalmente en una avioneta con el propósito de asesinar al Comandante en Jefe, Fidel Castro. Según el inspector general de la CIA, Lyman Kirkpatrick, las operaciones encubiertas de Estados Unidos contra La Habana comenzaron de lleno en el verano de aquel año, una vez suscrita la primera Ley de Reforma Agraria por el Gobierno Revolucionario. La cadena sería desde entonces indetenible.

1960

El 17 de marzo de 1960 fue aprobado formalmente por el presidente de Estados Unidos, Dwight D. Eisenhower, un plan que había comenzado a elaborar la Agencia Central de Inteligencia ([[CIA]]) desde agosto de 1959. Algunas de sus más importantes tareas se habían ejecutado desde octubre de 1959, con el bombardeo de centrales azucareros y plantaciones cañeras, para impedir la obtención de divisas para Cuba. O como sucediera a inicios de marzo de 1960, con el sabotaje al buque francés La Coubre, para que el país no dispusiese de armas con qué defenderse de lo que se tramaba en su contra.
Para arrojar del poder a la Revolución Cubana, contaron con la ayuda del tirano dominicano Rafael Leonidas Trujillo. El Comité 5412, del Consejo de Seguridad Nacional, encargado de asesorar al presidente de Estados Unidos, en la evaluación de las acciones encubiertas en el exterior, sostuvo una última y definitiva sesión, el 14 de marzo de 1960.
Según el inspector general de la CIA, Lyman Kirkpatrick, la adopción oficial del proyecto por el gobierno de Estados Unidos ocurrió tres días después, cuando el presidente Dwight D. Eisenhower, aprobó el documento de la agencia titulado: Programa de acción encubierta contra el régimen de Castro. Dicho plan había comenzado a elaborarse por la CIA, desde agosto de 1959.
El 18 de enero de 1960 la CIA creó el nuevo órgano WH-4, para llevarlo ejecutar el plan; y encargó para que lo dirigiera el entonces jefe de la estación de la CIA en Caracas, Jacob Esterlina. Este hombre, en 1954 había participado activamente en el derrocamiento del presidente guatemalteco Jacob Arbenz.

Total de acciones realizadas

Informes de entonces indican que entre septiembre y diciembre de 1960 se realizaron 50 violaciones aéreas solo en La Habana para lanzar bombas contra objetivos económicos y sociales o esparcir propaganda enemiga. Mientras, se provocaron incendios en la emisora radial CMQ y las tiendas La Época y Flogar, en pleno centro de la ciudad.
Se colocaron bombas en la Universidad de La Habana y la Nobel Academy; fósforo vivo en los cines Cándido, de Marianao, y el teatro Riesgo, de Pinar del Río, en medio de funciones infantiles. Afectaciones del servicio eléctrico, fuegos en otros centros comerciales, destrucción de almacenes y la quema total de la tienda por departamentos El Encanto, que provocó la muerte a la trabajadora Fe del Valle, marcaron además los días, semanas y meses subsiguientes.

1961 La gran derrota militar

La segunda quincena de abril de 1961 sería testigo de los bombardeos aéreos contra los aeropuertos militares cubanos como preludio de la invasión mercenaria por Playa Girón. La Revolución enfrentó una candente prueba de la que salió victoriosa en apenas 72 horas de intensos combates y al costo de 176 de sus defensores, que no dieron tregua al enemigo.
Jhon F. Kennedy

El Gobierno de John F. Kennedy, que había heredado la operación de la época Eisenhower, y que inicialmente negó toda responsabilidad en el ataque, aunque no ocultaba "su admiración por los patriotas cubanos" que agredían a su propia patria, terminó por admitir sus culpas luego de la aplastante derrota. Un comunicado de la Casa Blanca dijo entonces que "el Presidente asume la responsabilidad de los acontecimientos de los últimos días".
Paralelamente, desde el propio 1959, en las principales zonas montañosas del país, fomentó la CIA el bandidísimo como otra alternativa para enfrentar al poder revolucionario. La ilegal Base Naval de Guantánamo, devenida hoy centro de detención y tortura de pretendidos "combatientes enemigos", fue otro de los puntos desde donde partieron infinidad de agresiones contra Cuba.

1962

La derrota de la invasión mercenaria por Playa Girón debía ser vengada, y la CIA se apresuró a poner en marcha en enero de 1962 la titulada Operación Mangosta, fomentada con todos los recursos agresivos desde la Estación JM-Wave, la más grande creada por la Agencia, y con sede en Miami.
Los brazos ejecutores eran los grupos contrarrevolucionarios de origen cubano radicados en La Florida, a cuya disposición se pusieron pertrechos, naves aéreas, marítimas y todo tipo de entrenamiento, así como apoyo logístico y profesional.
En los pantanosos cayos floridanos se entrenaban los comandos en técnicas de supervivencia, demolición y uso de diferentes armas. Una gran fábrica de terroristas quedaba establecida bajo el control y el financiamiento de los cuerpos norteamericanos de seguridad. De hecho, luego de la disolución de la JW-Wave, sus viejos servidores siguieron su propio camino criminal con la total anuencia de los ocupantes de la Casa Blanca.

De 1963-1971

La Operación Mangosta fue oficialmente cerrada por John F. Kennedy a inicios de 1963, luego de la Crisis de los Misiles de octubre del año anterior. No obstante resultó brutal el balance de sus acciones. En el lapso de unos 12 a 14 meses se produjeron cinco mil 780 acciones terroristas contra Cuba, de ellas 716 sabotajes de graves consecuencias en instalaciones económicas esenciales.
Sin embargo, al final nada cambió el tono de la agresión permanente de Washington contra el pueblo cubano. Los actos criminales continuaron golpeando a la nación en los años subsiguientes con el hundimiento de barcos pesqueros, el secuestro de trabajadores del mar, ametrallamiento y cañoneo de buques mercantes, atentados contra las Minas de Matahambre, en Pinar del Río; ataque con lanchas piratas contra la planta de sulfometales Cubanitro en noviembre de 1966 y agosto de 1968, el desvío forzoso de aviones comerciales y su aterrizaje en suelo norteamericano, agresiones a sedes diplomáticas y comerciales de la Isla en el exterior, desembarco de grupos armados y ametrallamiento de caseríos costeros como el de Boca de Samá, el 12 de octubre de 1971, en la zona de Banes, que produjo la muerte de dos adultos y heridas y mutilaciones a dos niños.
En diciembre de aquel año, y como prueba fehaciente de la mano de la CIA en los planes anticubanos, fueron capturados cerca de las costas cubanas, los buques norteamericanos Layla Express y Johnny Express, destinados por la Agencia a desembarcar grupos de asalto, armas y explosivos.

Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU)

En junio de 1976 los servicios norteamericanos de inteligencia dieron un paso en extremo agresivo al promover la fusión de cinco grupos terroristas en la llamada Coordinación de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), con la inclusión de personajes de la catadura de Orlando Bosch y Luis Posada Carriles. Apenas dos meses después la prensa contrarrevolucionaria, luego de atentados dinamiteros contra la embajada de Cuba en Colombia y una oficina de Air Panamá vinculada a la Isla, publicaba la nueva intención de aquel engendro: "Muy pronto atacaremos aeronaves en vuelo".
El 9 de julio de 1976, en el aeropuerto de [[Kingston, [[Jamaica, explotó una bomba colocada en el equipaje que debía ser trasladado a una nave de la aerolínea Cubana de Aviación. Un casual retraso en el vuelo evitó la destrucción en el aire del avión comercial.
Sin embargo, el 6 de octubre, y a instancias de Orlando Bosch y Luis Posada Carriles, frente a las costas de Barbados, 73 personas perecían cuando el aparato CUT- 1201 estallaba en plena trepada a cuenta de sendas bombas colocadas en diversos puntos del aparato por los mercenarios venezolanos Freddy Lugo y Hernán Ricardo.
Los planes que desembocaron en tamaño crimen fueron conocidos con antelación por Washington, que permaneció con los brazos cruzados. Los principales implicados lograron evadir la justicia con el apoyo de la CIA y la Fundación Nacional Cubano Americana.
De aquellos días dijo el connotado terrorista Guillermo Novo Sampol en entrevista concedida a la prensa: "Cuando mueren pilotos cubanos, diplomáticos o miembros de sus familias a mí no me causa pena, la muerte de estas personas siempre me alegra".
La ola de atentados prosiguió durante esta etapa, y tuvo un particular acento en los ataques contra entidades cubanas en el exterior, desde oficinas comerciales y turísticas, hasta sedes diplomáticas y dependencias extranjeras con vínculos con La Habana.
El 30 de junio de 1997 un fuego provocado destruyó el teatro Amadeo Roldán, en La Habana, y el 8 de mayo de 1980, manos asesinas incendiaron un edificio de diez plantas en el municipio capitalino de Marianao donde radicaba el Círculo infantil Le Van Tam, con 570 niños y trabajadores en sus dependencias, que fueron rescatados por una espontánea movilización popular.

Fundación Nacional Cubano Americana

Desde finales de 1993 la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA) se dedicaba con afán al reclutamiento de mercenarios para llevar a cabo acciones terroristas en dependencias económicas del país, y esencialmente en el floreciente sector turístico nacional. Desde El Salvador, Luis Posada Carriles se convirtió en el gran ejecutor del plan.
El 11 de marzo de 1994 es ametrallado desde el mar el hotel Guitart-Cayo Coco, y en marzo de 1995 son apresados en el aeropuerto de La Habana los ciudadanos norteamericanos de origen cubano Santos Armado Martínez y José Enrique, que habían colocado una carga explosiva de C-4, detectada y desactivada, en un hotel de Varadero. Los agentes habían sido pagados por Ángel Bonet, Guillermo Novo Sampoll y Arnaldo Monzón, todos de la FNCA.
El 12 de abril de 1997 estalló otra carga de C-4 en los baños de la discoteca Aché, del hotel Meliá Cohíba, y el día 30 fueron descubiertos nuevos explosivos en esa última instalación turística.
Reclutado por Posada Carriles, el mercenario salvadoreño Raúl Ernesto Cruz León hizo estallar sendas bombas en los hoteles Capri y Nacional en agosto de aquel año, y Copacabana, Chateau, Tritón y el restaurante La Bodeguita del Medio en los primeros días de septiembre. Uno de esos artefactos asesinó al joven turista italiano Fabio di Celmo, quien, según declaraciones públicas del propio Luis Posada Carriles, "estaba en el lugar equivocado, en el momento equivocado", y cuya muerte no le evitaba "dormir como un bebé".
En esa etapa fueron detenidos en la terminal aérea habanera cerca de una decena de "turistas" llegados con explosivos disimulados para atacar la industria nacional del ocio, y el 10 de junio de 1998 se produjo el apresamiento de otro salvadoreño, Otto René Rodríguez Llerena, también pagado por Posada Carriles, para destruir con C-4 el Memorial Ernesto Che Guevara, en Santa Clara; la Plaza Antonio Maceo, de Santiago de Cuba; el Museo de la Revolución y el Memorial Granma, ambos en la capital.

Guerra biológica

El 18 de enero de l962 la CIA presentó las 32 tareas que conformaron la base de la Operación Mangosta. En el acápite número 21 se especificaba: "La Agencia someterá el 15 de febrero un plan para provocar fracasos en las cosechas alimentarias en Cuba". ¿Declaración de la guerra biológica? Todo indica que sí.
Ese mismo año apareció en Pinar del Río, La Habana, Matanzas y Oriente, la enfermedad llamada newcastle, que provocó el sacrificio de más de un millón de aves de corral, y para 1971 se manifestó el primer brote de fiebre porcina, que obligó a la eliminación de 500 mil cerdos, y que llegó a suelo cubano desde la base norteamericana de Fort Gullick, radicada en el Canal de Panamá.
En los meses y años subsiguientes habría que enfrentar la irrupción de la roya de la caña de azúcar, el moho azul del tabaco, enfermedades en el ganado bovino, la (Sigatoka negra del plátano), el pulgón negro del cítrico, la hemorragia viral del conejo, la broca del café, la varroasis de la abeja, la úlcera de la trucha, el ácaro del arroz (plaga de origen asiático nunca detectada en este hemisferio), y el Trihps palmi de la papa, cuyo introducción estuvo a cargo de una avioneta norteamericana que el 23 de octubre de 1996 cruzó el corredor aéreo internacional Girón, sobre la provincia de Matanzas.
Pero la inoculación de enfermedades no se limitó a plantaciones ni rebaños. Washington atentó además muy directo contra la salud y la vida de los cubanos. En 1981 una epidemia de Dengue hemorrágico de alta virulencia causó la muerte a 158 personas, entre ellas 101 niños. Ensayos de laboratorio demostraron que las cepas diseminadas en Cuba distaban genéticamente de las que circulaban entonces en otras naciones del Caribe, lo que induce a pensar en su manipulación artificial en entidades norteamericanas.
Por otra parte, los tres focos iniciales de infectación radicaban apenas unos pocos kilómetros de dos de los tres corredores aéreos internacionales que cruzan el país. Más de 344 mil cubanos enfermaron entonces, y fue el desarrollo científico y médico impulsado por la Revolución el que pudo contener la pandemia de manera efectiva.
Ese mismo año se reportó el brote de la conjuntivitis hemorrágica, producida por el agente patógeno enterovirus 70 que, según la Oficina Panamericana de la Salud, nunca había estado presente en esta región del planeta. Algo similar discurrió con el estallido de disentería ocurrido por las mismas fechas en el territorio de Guantánamo, cerca de la base naval estadounidense, y que mató a 18 niños cubanos.

Títeres de la CIA

La creación del frente político interno pretendía hacer creer que las agresiones contra Cuba, que de inmediato se multiplicarían, era un asunto entre cubanos. Según el documento aprobado, una de las funciones básicas de aquel bloqueo o frente externo sería la de servir de cubiertas, para otras compartimentadas acciones de la CIA.
El 20 de junio de 1960, en el hotel Comodoro de Nueva York, fue presentado públicamente el autotitulado Frente Revolucionario Democrático (FRD), embrión de la actual mafia terrorista con sede en Miami.
Al referirse a los líderes del FRD, un oficial de la CIA se referiría a los líderes del de la siguiente manera: "Esos hombres no son más que títeres".
Para integrar al FRD, la CIA seleccionó a viejos representantes de la política, opuestos a la dictadura batistiana, pero temerosos de una revolución verdadera, que dirigían pequeñas organizaciones como:Triple A, de Aureliano Sánchez Arango, Agrupación Montecristi, de Justo Carrillo. Así también se seleccionaron a líderes de organizaciones contrarrevolucionarias creadas expresamente para la nueva operación subversiva como son: Rescate de Antonio Tony Varona, Movimiento Demócrata Cristiano, de José Ignacio Rasco; Movimiento de Recuperación Revolucionaria, de Manuel Artime.
A esas organizaciones, la CIA las convirtió en un aparato clandestino tanto para la recopilación de inteligencia como para la acción. Se trataba en realidad de una red interna de espionaje y acciones terroristas al servicio del gobierno de Estados Unidos, que trajo consigo la realización de centenares de sabotajes, asesinatos y otros actos terroristas en las ciudades, mientras promovía bandas de alzados en las montañas


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