Hace más de dos meses, el 5 de agosto de 2010, se desplomó el techo de la mina de cobre y oro de San José, atrapando a 33 mineros en el interior, a 700 metros bajo tierra, cerca de Copiapó, Chile. El destino de los mineros no se supo cuál era - tardaron 17 días para que un taladro llegara a su refugio y los descubriera vivos y sanos.
Los trabajos de rescate comenzaron de inmediato, con varios planes concurrentes, en los que se esperaba que el rescate tardara dos o tres meses. Hasta entonces, los 33 hombres tendrían que soportar las altas temperaturas y la humedad en condiciones de aislamiento.
A través de un enlace de vídeo se ha podido mantener comunicación con ellos, muchos familiares han establecido un campamento cercano, y los alimentos, el aire, los mensajes y los suministros son entregados a través de varios pozos estrechos.
Las luces fluorescentes con temporizadores suelen mantener a los hombres en su horario normal durante el día y la noche, para ayudarles en su propio rescate. Cuando la sonda de rescate finalmente baje a buscarlos este miércoles, el diámetro de la cápsula es muy estrecho, por lo que cada minero tendrá que asegurarse de que, para escapar, su cintura no es mayor de 90 cm.
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