CEPAL acaba de publicar un documento valiente que constituye una severa llamada de atención a todos los gobiernos de AL, especialmente a los gobiernos neoliberales. La hora de la igualdad, Brechas por cerrar, caminos por abrir, se llama el documento cepalino que va a levantar, sin duda, grandes debates académicos y políticos. La filosofía política establece una diferencia central entre igualdad y justicia: la primera es neutra mientras la segunda tiene un sentido axiológico. La igualdad no es de por sí un valor, dice Bobbio en un libro especialmente dedicado al tema (Eguaglianza e Liberta, 1995), sino que lo es tan sólo en la medida en que ella es una condición necesaria, aunque no suficiente, del equilibrio interno de la sociedad como un todo.
Bobbio diferencia las situaciones de justicia de la regla de justicia y del criterio de justicia. Las primeras aluden a las esferas de aplicación de la justicia en las que es relevante que haya o no igualdad, dando lugar a la justicia conmutativa (relaciones equitativas entre las partes), a la justicia distributiva (relación armoniosa entre el todo y las partes), a la justicia retributiva (a cada uno se le da según lo que le corresponde) y a la justicia atributiva (a todos por igual). El criterio de justicia (o esferas de la justicia de Walzer) es el establecimiento de un patrón deseable de igualdad en las diversas situaciones en las que ella se aplica: en la familia, es la necesidad; en la escuela, el mérito; en una empresa, las cuotas de acciones. Por regla de justicia se entiende la norma según la cual se deben tratar a los iguales de modo igual y a los desiguales de modo desigual.
Es necesario diferenciar, sin embargo, las igualdades de carácter jurídico de la igualdad de oportunidades. Entre las primeras están la igualdad frente a la ley, la igualdad de derecho, la igualdad en los derechos y la igualdad jurídica. La igualdad frente a la ley es la eliminación de toda discriminación no justificada. La igualdad de derecho es la igualdad formal por contraposición a la sustancial. La igualdad de derechos es la igualdad en el goce de derechos fundamentales reconocidos por la constitución. La igualdad de oportunidades es, en cambio, la igualdad en el punto de partida en una situación en la que compiten personas que son económica y socialmente desiguales. El principio de la igualdad de oportunidades es el fundamento del Estado socialdemócrata mientras la igualdad frente a la ley lo es del Estado liberal. El nuestro ni siquiera es un Estado liberal porque la ley no llega a todo el territorio ni a todas las clases sociales por igual.
Un tema central en el mundo actual es la relación entre igualdad y libertad. Existe entre ellos una tensión que puede transformarse en una contradicción cuando se privilegia uno de los polos en desmedro del otro. Este es el caso de las economías de neoliberalismo extremo que potencian al máximo la libertad y la voracidad individual, pero limitan y bloquean el desarrollo de la igualdad. Según la CEPAL, los países latinoamericanos son los más desiguales del mundo. La distancia en AL entre el Quintil 5 y el Quintil 1 es 17 veces mientras ella en el Grupo de los Siete es sólo 7 veces y en USA, 8 veces. La distancia en AL entre el Decil 10 y el Decil 1 es 34 veces, mientras en el Grupo de los Siete es sólo 12 veces y en USA, 16 veces. Lo que pagan los ricos en AL como impuesto a la renta es sólo el 0.9 del PBI mientras los ricos europeos (OCDE) pagan 8.9 del PBI.
Si esta es la hora de la igualdad en AL, como dice la CEPAL, entonces (digo yo) esta es también la hora de la izquierda. Si hay algo que caracteriza a la izquierda eso es la lucha por la igualdad de oportunidades. ¿Existe acaso otra fuerza política que pueda encargarse de esta tarea impostergable?. No. Todos los candidatos de la derecha, avalados por García, apoyan al modelo neoliberal extremo que ha reforzado la desigualdad. Ojalá la izquierda esté a la altura de este enorme desafío.
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