Por Brian Winter
SAO PAULO (Reuters) - Brasil definirá a su próximo presidente en una segunda vuelta electoral entre la oficialista Dilma Rousseff y el ex gobernador José Serra, después de que la protegida del presidente Luiz Inácio Lula da Silva no lograra el domingo una mayoría absoluta para consagrarse.
Rousseff, que busca ser la primera mujer en tomar las riendas de Brasil, obtuvo el 46,89 por ciento de los votos con el 99,87 por ciento de los sufragios computados, según los resultados de la autoridad electoral.
La candidata del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) no llegó a sumar el 51 por ciento necesario para triunfar en primera ronda, a la sombra de un escándalo de corrupción de último momento en la agrupación oficialista y dudas sobre su postura frente a problemáticas de corte social como el aborto.
El presidente del Tribunal Supremo Electoral, Ricardo Lewandowski, confirmó a periodistas que la jefatura de Estado se definirá en un balotaje.
Ahora, la ex jefa del Gabinete de Lula tendrá que medirse el 31 de octubre con su rival más cercano, Serra del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que consiguió un 32,62 por ciento de los votos.
El inesperado surgimiento de Marina Silva, del Partido Verde, con un 19,34 por ciento de los votos, también habría sido a costa del oficialismo.
A pesar de todo, Rousseff es favorita para derrotar a Serra en el balotaje, aunque una victoria en primera ronda le habría dado un mandato más fuerte para impulsar reformas como una iniciativa para modificar las leyes impositivas de Brasil.
"Nosotros somos bastante guerreros, nosotros estamos acostumbrados a desafíos y en la línea de llegada ganamos", dijo Rousseff en su primera aparición pública después de conocerse que las elecciones se dirimirán en segunda vuelta.
"Tradicionalmente, tenemos un desempeño muy bueno en la segunda vuelta", agregó visiblemente desilusionada.
La candidata oficialista, ex líder guerrillera, construyó su campaña sobre el fuerte apoyo del popular presidente saliente Lula, cuyas políticas de centroizquierda impulsaron un crecimiento económico sostenido y convirtieron al país en uno de los mercados emergentes más atractivos del mundo.
Más de 20 millones de brasileños salieron de la pobreza en los ocho años, dos mandatos consecutivos, en los que gobernó Lula. Su mezcla de programas de bienestar social y políticas de mercado han sido populares.
"Mi congelador está lleno de carne y no nos falta nada", dijo Antonia Monteiro da Silva, una mujer de 53 años que trabaja limpiando casas y que votó en Brasilia, refiriéndose a las políticas de Lula.
Y dijo que votó por Rousseff "porque debería continuar el trabajo que Lula estaba realizando".
Sin embargo, en las últimas semanas acusaciones contra la jefa de Gabinete de Lula y ex brazo derecho de Rousseff por tráfico de influencias y preguntas entre cristianos evangélicos sobre la posición de Rousseff frente al aborto y otros temas, parecen haber inyectado suficiente duda en los votantes como para costarle su victoria en primera vuelta.
Valdeci Baiao da Silva, un oficial de seguridad en Brasilia, dijo que la bonanza económica lo convirtió en simpatizante de Lula, pero el domingo votó por Serra porque creía que Rousseff parecía impredecible.
"Creo que hasta podría decepcionarlo" a Lula, dijo.
Serra, un ex ministro de salud de 68 años y ex gobernador de Sao Paulo que podría estar compitiendo en su última campaña, ha prometido liderar un Gobierno centrista que probablemente sería menos intervencionista que el de Rousseff y ahora tiene cuatro semanas más para intentar convencer al electorado.
"Estoy muy contento, pero no estoy sorprendido", dijo Serra el domingo frente a una multitud de partidarios que festejaban después de conocer los resultados.
"Vamos a la lucha y vamos a la victoria con los ideales democráticos que nos trajeron hasta aquí", agregó.
Rousseff dijo que detallará sus propuestas durante las cuatro semanas que faltan para la segunda vuelta, lo que es considerado por algunos como una oportunidad para ir más a fondo en las plataformas de los dos candidatos.
"La segunda vuelta entre Dilma y Serra es una forma de que Brasil analice las propuestas de una forma con más criterio: habrá un mayor debate sobre lo que el país necesita y cuáles son las nuevas opciones", opinó Paulo Safady Simao, presidente de la Cámara Brasileña de la Industria de la Construcción.
Rousseff no tiene el carisma de Lula y ha descartado realizar grandes cambios a las leyes laborales y otras reformas que muchos inversores dicen que son necesarias para mantener el crecimiento de Brasil.
Pero se posicionó convincentemente como la mejor candidata para abordar problemas de infraestructura y educativos y mantener al país en la influyente élite de mercados emergentes, entre los que figuran China, Rusia e India.
Los sondeos antes de la elección le daban a Rousseff un respaldo de alrededor del 50 por ciento y una clara ventaja sobre Serra, impulsada por el auge económico que vive el país.
La candidata recibió un golpe el mes pasado con un artículo publicado en la revista de noticias Veja en el que se detallaba un caso de corrupción que salpicaba a la jefa de Gabinete y refrescó a muchos votantes otros escándalos que han empañado en el pasado al oficialista Partido de los Trabajadores.
Según las encuestas, Rousseff también sufrió un leve descenso en el apoyo entre los millones de cristianos evangélicos de Brasil, debido a comentarios que formuló en el pasado defendiendo la despenalización del aborto.
"Estamos diciendo por favor no voten por el Partido de los Trabajadores porque sus políticas son terribles. Aprueba la homosexualidad, el lesbianismo y está a favor del aborto", dijo el pastor Otaviano Miguel da Silva a parroquianos el domingo por la mañana en la Iglesia Asamblea de Dios en Brasilia.
Brasil es mayormente católico, pero los evangélicos están creciendo.
Después de los comicios, Silva dijo que su agrupación todavía no definía a quién apoyaría en el balotaje.
En una pista de lo que el PV podría decidir, el secretario del partido en el municipio de Sao Paulo, Eduardo Jorge, dijo que si Silva hubiera llegado a segunda vuelta recibiría los votos de Serra, lo que lleva a la conclusión de que a tendencia es de que el PV declare adhesión al candidato de la oposición.
El PV ya es aliado del Gobierno del estado de Sao Paulo, comandado por el PSDB.
Tony Volpon, jefe de análisis de mercados emergentes americanos para Nomura Securities, opinó que "la tendencia del mercado es a creer que Dilma ganará en la segunda vuelta".
"Sin una unidad real entre Serra y Marina, algo que pudiera transferir un 60 por ciento de sus votos como necesita Serra, este resultado no va a cambiar", agregó.
Sea quien sea que gane en la segunda ronda, analistas no esperan turbulencias en los mercados financieros.
"Con Dilma elegida, continuaría con las políticas de Lula, mientras que la perspectiva con una victoria de Serra no sería muy diferente, al menos en el frente económico", dijo Clodoir Vieira, economista jefe para la casa de bolsa Souza Barros.
"El mercado no espera una ruptura, sin importar quién de los dos resulte elegido", concluyó.
(Reporte adicional de Hugo Bachega en Sao Bernardo do Campo, Ana Nicolaci da Costa en Brasilia, Sinara Sandri en Porto Alegre y Paula Laier, Jose de Castro y Denise Luna en Sao Paulo. Editado en español por Ricardo Figueroa, Marion Giraldo, Pablo Garibian y Damián Wroclavsky)
SAO PAULO (Reuters) - Brasil definirá a su próximo presidente en una segunda vuelta electoral entre la oficialista Dilma Rousseff y el ex gobernador José Serra, después de que la protegida del presidente Luiz Inácio Lula da Silva no lograra el domingo una mayoría absoluta para consagrarse.
Rousseff, que busca ser la primera mujer en tomar las riendas de Brasil, obtuvo el 46,89 por ciento de los votos con el 99,87 por ciento de los sufragios computados, según los resultados de la autoridad electoral.
La candidata del gobernante Partido de los Trabajadores (PT) no llegó a sumar el 51 por ciento necesario para triunfar en primera ronda, a la sombra de un escándalo de corrupción de último momento en la agrupación oficialista y dudas sobre su postura frente a problemáticas de corte social como el aborto.
El presidente del Tribunal Supremo Electoral, Ricardo Lewandowski, confirmó a periodistas que la jefatura de Estado se definirá en un balotaje.
Ahora, la ex jefa del Gabinete de Lula tendrá que medirse el 31 de octubre con su rival más cercano, Serra del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que consiguió un 32,62 por ciento de los votos.
El inesperado surgimiento de Marina Silva, del Partido Verde, con un 19,34 por ciento de los votos, también habría sido a costa del oficialismo.
A pesar de todo, Rousseff es favorita para derrotar a Serra en el balotaje, aunque una victoria en primera ronda le habría dado un mandato más fuerte para impulsar reformas como una iniciativa para modificar las leyes impositivas de Brasil.
"Nosotros somos bastante guerreros, nosotros estamos acostumbrados a desafíos y en la línea de llegada ganamos", dijo Rousseff en su primera aparición pública después de conocerse que las elecciones se dirimirán en segunda vuelta.
"Tradicionalmente, tenemos un desempeño muy bueno en la segunda vuelta", agregó visiblemente desilusionada.
La candidata oficialista, ex líder guerrillera, construyó su campaña sobre el fuerte apoyo del popular presidente saliente Lula, cuyas políticas de centroizquierda impulsaron un crecimiento económico sostenido y convirtieron al país en uno de los mercados emergentes más atractivos del mundo.
Más de 20 millones de brasileños salieron de la pobreza en los ocho años, dos mandatos consecutivos, en los que gobernó Lula. Su mezcla de programas de bienestar social y políticas de mercado han sido populares.
"Mi congelador está lleno de carne y no nos falta nada", dijo Antonia Monteiro da Silva, una mujer de 53 años que trabaja limpiando casas y que votó en Brasilia, refiriéndose a las políticas de Lula.
Y dijo que votó por Rousseff "porque debería continuar el trabajo que Lula estaba realizando".
Sin embargo, en las últimas semanas acusaciones contra la jefa de Gabinete de Lula y ex brazo derecho de Rousseff por tráfico de influencias y preguntas entre cristianos evangélicos sobre la posición de Rousseff frente al aborto y otros temas, parecen haber inyectado suficiente duda en los votantes como para costarle su victoria en primera vuelta.
Valdeci Baiao da Silva, un oficial de seguridad en Brasilia, dijo que la bonanza económica lo convirtió en simpatizante de Lula, pero el domingo votó por Serra porque creía que Rousseff parecía impredecible.
"Creo que hasta podría decepcionarlo" a Lula, dijo.
"SOLAMENTE OTROS 30 DIAS"
Lula, a quien la ley le impide postularse como presidente para un tercer mandato consecutivo, votó en una zona industrial de Sao Paulo y dijo que si Rousseff no lograba ganar en primera ronda le tomaría "solamente otros 30 días".Serra, un ex ministro de salud de 68 años y ex gobernador de Sao Paulo que podría estar compitiendo en su última campaña, ha prometido liderar un Gobierno centrista que probablemente sería menos intervencionista que el de Rousseff y ahora tiene cuatro semanas más para intentar convencer al electorado.
"Estoy muy contento, pero no estoy sorprendido", dijo Serra el domingo frente a una multitud de partidarios que festejaban después de conocer los resultados.
"Vamos a la lucha y vamos a la victoria con los ideales democráticos que nos trajeron hasta aquí", agregó.
Rousseff dijo que detallará sus propuestas durante las cuatro semanas que faltan para la segunda vuelta, lo que es considerado por algunos como una oportunidad para ir más a fondo en las plataformas de los dos candidatos.
"La segunda vuelta entre Dilma y Serra es una forma de que Brasil analice las propuestas de una forma con más criterio: habrá un mayor debate sobre lo que el país necesita y cuáles son las nuevas opciones", opinó Paulo Safady Simao, presidente de la Cámara Brasileña de la Industria de la Construcción.
Rousseff no tiene el carisma de Lula y ha descartado realizar grandes cambios a las leyes laborales y otras reformas que muchos inversores dicen que son necesarias para mantener el crecimiento de Brasil.
Pero se posicionó convincentemente como la mejor candidata para abordar problemas de infraestructura y educativos y mantener al país en la influyente élite de mercados emergentes, entre los que figuran China, Rusia e India.
Los sondeos antes de la elección le daban a Rousseff un respaldo de alrededor del 50 por ciento y una clara ventaja sobre Serra, impulsada por el auge económico que vive el país.
La candidata recibió un golpe el mes pasado con un artículo publicado en la revista de noticias Veja en el que se detallaba un caso de corrupción que salpicaba a la jefa de Gabinete y refrescó a muchos votantes otros escándalos que han empañado en el pasado al oficialista Partido de los Trabajadores.
Según las encuestas, Rousseff también sufrió un leve descenso en el apoyo entre los millones de cristianos evangélicos de Brasil, debido a comentarios que formuló en el pasado defendiendo la despenalización del aborto.
"Estamos diciendo por favor no voten por el Partido de los Trabajadores porque sus políticas son terribles. Aprueba la homosexualidad, el lesbianismo y está a favor del aborto", dijo el pastor Otaviano Miguel da Silva a parroquianos el domingo por la mañana en la Iglesia Asamblea de Dios en Brasilia.
Brasil es mayormente católico, pero los evangélicos están creciendo.
ESTABILIDAD GANE QUIEN GANE
Ex ministra de Medioambiente de Lula, Silva es una cristiana evangélica que consiguió el apoyo de muchos de los desertores de Rousseff en las últimas semanas y el domingo obtuvo más votos de lo esperado.Después de los comicios, Silva dijo que su agrupación todavía no definía a quién apoyaría en el balotaje.
En una pista de lo que el PV podría decidir, el secretario del partido en el municipio de Sao Paulo, Eduardo Jorge, dijo que si Silva hubiera llegado a segunda vuelta recibiría los votos de Serra, lo que lleva a la conclusión de que a tendencia es de que el PV declare adhesión al candidato de la oposición.
El PV ya es aliado del Gobierno del estado de Sao Paulo, comandado por el PSDB.
Dilma Rousseff |
"Sin una unidad real entre Serra y Marina, algo que pudiera transferir un 60 por ciento de sus votos como necesita Serra, este resultado no va a cambiar", agregó.
Sea quien sea que gane en la segunda ronda, analistas no esperan turbulencias en los mercados financieros.
"Con Dilma elegida, continuaría con las políticas de Lula, mientras que la perspectiva con una victoria de Serra no sería muy diferente, al menos en el frente económico", dijo Clodoir Vieira, economista jefe para la casa de bolsa Souza Barros.
"El mercado no espera una ruptura, sin importar quién de los dos resulte elegido", concluyó.
(Reporte adicional de Hugo Bachega en Sao Bernardo do Campo, Ana Nicolaci da Costa en Brasilia, Sinara Sandri en Porto Alegre y Paula Laier, Jose de Castro y Denise Luna en Sao Paulo. Editado en español por Ricardo Figueroa, Marion Giraldo, Pablo Garibian y Damián Wroclavsky)
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