domingo, 3 de octubre de 2010

EL ESTILO COMBATIVO DEL PRESIDENTE CORREA

3 de octubre de 2010
Por Simon Gardner y Alonso Soto
GUAYAQUIL (Reuters) - Con furia en los ojos, abriendo violentamente su camisa como si se preparara para una pelea callejera frente a un nutrido grupo de policías amotinados la semana pasada mostró, en estado puro, el combativo estilo del presidente ecuatoriano, Rafael Correa.
Estilo que le ha granjeado no pocos enemigos y, al mismo tiempo, distanciado de algunos aliados, lo que podría complicar su capacidad para gobernar a la inestable nación andina.
El temperamento del líder de tendencia socialista estalló el jueves durante una protesta policial por un recorte de bonos y beneficios salariales, que se convirtió en una violenta revuelta que durante horas puso al país al borde del caos.
"Si me quieren matar, mátenme si tienen valor", dijo desafiante desde un balcón a los rebeldes.
Su decisión de ir a negociar personalmente a los cuarteles de los insurrectos fue contraproducente ya que fue expulsado a gritos y una bomba de gas explotó cerca de su rostro. El mandatario, que se recuperaba de una reciente operación en la rodilla, terminó atrapado por horas en un hospital cercano.
Entre balas y gases, un comando de operaciones especiales finalmente rescató a Correa de la clínica donde era asediado por policías renegados que le atacaban, en lo que el mandatario calificó como un plan para asesinarlo y desestabilizar su Gobierno socialista.
El vehículo en el que fue evacuado quedaron las marcas de bala por la refriega. Al menos ocho personas murieron en el país durante la revuelta y casi 300 resultaron heridas, en el mayor desafío que ha enfrentado su mandato.
Sus críticos lo califican como una persona soberbia e intolerante al que le gusta humillar públicamente a sus oponentes e incluso a sus propios ministros en público. Sus seguidores dicen que es un político valiente que no se doblega ante el poder de las "elites corruptas".
El propio Correa presume abiertamente que en la escuela solía enfrentar a los niños abusadores para defender a sus compañeros más débiles. Una vez, llegó a expulsar a un periodista de una entrevista en vivo y ha protagonizado encendidos enfrentamientos verbales con sus oponentes.
Pese a esto, el economista formado en Estados Unidos que asumió la presidencia en el 2007 es poco probable que modere su estilo pugnaz, alabado por muchos de sus seguidores como una forma de enfrentar a los poderosos y corruptos.
"Correa no va a cambiar de estilo, pero sí definitivamente hará un reposicionamiento y replanteo de las alianzas y de las estrategias para seguir adelante, especialmente con los militares", dijo un alto funcionario del Gobierno que pidió no ser identificado.
Las Fuerzas Armadas, una de las instituciones con más prestigio en el país socio de la OPEP según sondeos, tuvo un papel vital en los anteriores golpes al retirar su apoyo a los presidentes en medio de revueltas populares en la pequeña nación de 14 millones de habitantes.
AMADO Y ODIADO
Mientras el abrasivo estilo de Correa ha impulsado su popularidad entre sus seguidores, también ha alejado a aliados claves, como a los otrora poderosos líderes indígenas e influyentes intelectuales moderados.
Correa está pujando por aprobar leyes sobre el uso de agua por parte de los mineros o las tierras indígenas; y aunque ha congelado un controvertido plan para disolver el Congreso y legislar por decreto para sortear el rechazo a algunas de sus reformas, mantiene viva esa opción.
Además, el mandatario utiliza la estrategia de golpear primero y luego negociar con los inversores, algo que ha cortado el flujo de capital en industrias clave.
Como su cercano aliado, el radical presidente venezolano, Hugo Chávez, Correa ha asustado a los inversores con su plan de impulsar el control estatal sobre los contratos petroleros y mineros. Y también dejó de pagar la deuda externa alegando que los bonos ecuatorianos eran "ilegítimos".
Algunos ecuatorianos creen que el presidente no escucha lo suficiente, lo que lo enfrenta con miembros de su propio partido.
"Gobierna solo y eso afecta su capacidad para tomar buenas decisiones", dijo un antiguo aliado, quien ayudó a Correa a conformar su partido Alianza País en el 2006.
"¿Qué estaba haciendo él en la boca del lobo con esa manada de policías? El no puede encargar a otros a resolver las cosas. Es como un Superman", agregó.
Para muchos ecuatorianos, no hay término medio con Correa: o lo amas o lo odias.
"Me parece que sí fue un intento de golpe de Estado (...) Correa es un revolucionario", dijo María José Ruiz, simpatizante del mandatario de 21 años, que trabaja en una firma de cosméticos.
"Está alterando a muchos, tendría que haber tomado todo más despacio. Pero es muy impaciente. Es prepotente", agregó.
El gobernante sigue siendo bastante popular en el mayor exportador de bananas del mundo por gastar miles de millones de dólares en educación, salud y programas económicos para los pobres.
Pero muchos también quieren que se modere y acerque posturas con sus rivales.
"El generador de esta situación es el presidente de nuestro país", dijo Wilfredo Obando, propietario de una constructora que trabajaba precisamente en un proyecto de cuarteles para la policía en Guayaquil cuando estalló la protesta.
"Hace lo que cree y lo que piensa, sin escuchar a los demás", sentenció el ciudadano.
(Editado por Enrique Andrés Pretel)

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