jueves, 17 de enero de 2013

APOGEO Y DECADENCIA DE OCCIDENTE

Escribe: Martín Nizama Valladolid, médico psiquiatra

Mario Vargas Llosa (MVLl), Premio Nóbel de Literatura 2010, en su artículo “Apogeo y Decadencia de Occidente”, comenta el libro Civilización: Occidente y el resto, de Niall Ferguson. Prof. de Harvard (La República. Domingo, 13 de enero de 2013). Refiere que durante 500 años la Civilización Occidental, extendió a las demás civilizaciones usos, cultura, religión, métodos de producir riqueza, instituciones, costumbres y estilos de vida.
 
Causas de la Hegemonía de Occidente
· La Competencia
Atizada por la división de Europa en muchos países independientes
· La Revolución Científica
Todos los grandes logros en matemáticas, astronomía, física, química y biología a partir del s. XVII, ocurrieron en Europa.
· El Imperio de la Ley y el Gobierno Representativo
En base al derecho de propiedad surgido en el mundo anglosajón
· La Medicina Moderna
De prodigioso avance en Europa y EEUU
· La Sociedad de Consumo y la Irresistible Demanda de Bienes que aceleró el estallido del desarrollo industrial.
· La Ética del Trabajo
Que según Max Weber, dio al capitalismo en el ámbito del protestantismo, normas severas, estables y eficientes que combinaban el tesón, la disciplina y la austeridad con el ahorro, la práctica religiosa y el ejercicio de la libertad.
Con estas políticas fue propulsada la globalización de la economía de mercado, los valores, el modo de vida, las modas y las formas de vestir occidental que homogeneizaron a la sociedad mundial.
 
Legado Siniestro
La civilización occidental y cristiana tiene un legado siniestro: la inquisición, el nazismo, el fascismo, el comunismo y el antisemitismo. Ferguson, tras sumas y restas, defiende el imperialismo y el colonialismo como positivos, porque hicieron retroceder la superstición, prácticas y creencias bárbaras e impulsaron la modernización, ignorando los genocidios, la ferocidad explotadora, los saqueos, los atropellos y la destrucción de pueblos primitivos cometidos por los colonialistas.
 
Transformación de China
La China colectivista del Gran Salto Adelante y la Revolución Cultural de Mao Tse Tung fue transformada por Deng Xiaoping quien, manteniendo el autoritarismo político, impulsó el capitalismo a marcha forzada, para lo cual:
· Abrió mercados
· Estimuló las inversiones extranjeras
· Fomentó la competencia industrial
· Permitió el crecimiento de un sector económico no público
· Aceptó la propiedad privada
· Se incrementaron las iglesias cristianas protestantes
 
Decadencia de Occidente
Ferguson apunta que el capitalismo se ha corrompido por la codicia desenfrenada de los banqueros y las élites económicas, cuya voracidad, como lo demuestra la actual crisis financiera internacional, los ha conducido incluso a operaciones suicidas, que atentaban contra los fundamentos mismos del sistema. Y el hedonismo, hoy día valor incontestado, ha pasado a ser la única religión respetada y practicada, pues las otras, sobre todo el cristianismo, tanto en su variante católica como protestante, se encoge en toda Europa como una piel de zapa y cada vez ejerce menos influencia en la vida pública de sus naciones. Por eso la corrupción cunde como un azogue y se infiltra en todas sus instituciones. El apoliticismo, la frivolidad y el cinismo reinan por doquier en un mundo en que la vida espiritual y los valores éticos conciernen sólo a minorías insignificantes.
 
Previsible Liderazgo Chino
El formidable crecimiento económico de China irá abriendo el camino a la democracia política, caracterizada por la diversidad, la libre investigación científica y técnica, y la permanente renovación de cuadros y equipos. Cuando ello ocurra, el liderazgo de la civilización occidental detentado por cinco siglos habrá acabado y en lo sucesivo será China y un puñado de países asiáticos, quienes asumirán el papel de naves insignias de la marcha del mundo del futuro.
 
Espíritu Crítico Ausente la Obra de Ferguson
Para MVLl, en la Civilización: Occidente y el resto, de Ferguson, está ausente el espíritu crítico, “rasgo distintivo principal de la cultura occidental, la única que, a lo largo de su historia, ha tenido en su seno acaso tantos detractores e impugnadores como valedores, y entre aquellos, a buen número de sus pensadores y artistas más lúcidos y creativos. Gracias a esta capacidad de despellejarse a sí misma de manera continua e implacable, la cultura occidental ha sido capaz de renovarse sin tregua, de corregirse a sí misma cada vez que los errores y taras crecidos en su seno amenazaban con hundirla. A diferencia de los persas, los otomanos, los chinos, que, como muestra Ferguson, pese a haber alcanzado altísimas cuotas de progreso y poderío, entraron en decadencia irremediable por su ensimismamiento e impermeabilidad a la crítica, Occidente- mejor dicho, los espacios de libertad que su cultura permitía- tuvo siempre, en sus filósofos, en sus poetas, en sus científicos y, desde luego, en sus políticos, a feroces impugnadores de sus leyes y de sus instituciones, de sus creencias y de sus modas. Y esta contradicción permanente, en vez de debilitarla, ha sido el arma secreta que le permitía ganar batallas que parecían perdidas”.
¿Ha desaparecido el espíritu crítico en la frívola y desbaratada cultura occidental de nuestros días? Según MVLl, “la cultura occidental tiene todavía fuelle para mucho rato”.
 
Comentario
Ferguson, con fundamento histórico y político prevé la sucesión de la civilización occidental por China, liderando el nuevo poder asiático. De un lado, las bases éticas y morales de la civilización occidental se han erosionado profundamente de manera tal vez irreversible, prevaleciendo en ella los antivalores; de otro lado, China asimiló las columnas vertebrales del capitalismo, adaptándolas creativamente a su política estadual al servicio del bienestar social. Así, el mercado, la empresa, la competencia industrial, la inversión extranjera, la economía de mercado, la propiedad privada y el cristianismo en la modalidad de protestantismo, fueron aceptados en el contexto de una apertura inédita hacia el mundo occidental. Obviamente, no han sido asimilados en el escenario chino distorsiones del capitalismo como el mercado salvaje, el consumismo compulsivo, el hedonismo, la banalidad y el Estado al servicio de las transnacionales. En China el Estado es regulador omnipresente en la economía y en la actividad productiva, haciendo prevalecer los intereses nacionales sobre los intereses particulares de los dueños de los medios de producción. MVLl, observa que Ferguson en su libro no menciona una fortaleza sustantiva de la civilización occidental, el espíritu crítico de sus ciudadanos pensantes. Sin embargo, comúnmente dicho espíritu crítico es desoído por los dueños del mundo occidental: narcisistas, adictos al poder y al dinero.
Finalmente, ni Ferguson ni MVLl advierten la extinción acelerada de la familia natural, antiguamente, célula básica de la sociedad. La sociedad posmoderna está centrada en el individuo y ya no en la familia, ahora relegada a un rol meramente asistencial, proveedora de bienes materiales, sin rol educativo. El mismo MVLl en su libro La Civilización del Espectáculo apunta que “pasarla bien” es el valor supremo en la posmodernidad, hedonista compulsiva. La extinción de la familia natural deshumaniza a la sociedad, signo inequívoco de la decadencia de la civilización occidental y cristiana.
Lima, enero de 2013

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