lunes, 8 de octubre de 2012

EL HONGO TECNOLÓGICO

Autor: Dr. Martín Nizama-Valladolid*

La posmodernidad centrada en el individuo y ya no en la familia, está aportando un nuevo producto, el hombre deshumanizado, denominado “hongo tecnológico” u “hongo electrónico”, sujeto dominado por los equipos electrónicos que vive para éstos y ya no para él, su familia ni para el quehacer productivo, académico o social que le corresponde desempeñar cotidianamente. Al comienzo, hace uso racional de los electrónicos para su beneficio personal; sea para comunicarse, adquirir conocimiento e informarse. Progresivamente, sin percatarse, cae en el abuso pernicioso, dedicando tiempo excesivo a la conectividad tecnológica para el entretenimiento. Luego se convierte en un multitask, “hongo electrónico” que comparte múltiples contenidos a la vez en las redes sociales: Linkedin, Facebook, Twitter, Instagram (red para colgar y editar fotos), Google Plus y Pinterest; igualmente, usa sitios de entretenimiento: YouTube y servicios de mensajería como Msn o Skype. Permanece todo el día conectado a las redes sociales, dejando de lado las reuniones de esparcimiento familiar, laborales y actividades sociales de la misma índole. Se justifica manifestando que él hace lo mismo que la gente de su generación. Permanece literalmente “pegado” a los electrónicos: Smartphones, Tablets, iPods, Laptops y videojuegos portátiles; complementando este apego con diversos accesorios; p.e. audífonos, con los que se tapona los oídos, aislándose completamente de su entorno, atrapado en su “burbuja electrónica”. Además, ingiere sus alimentos, acude a los servicios higiénicos, conduce vehículos y duerme pegado a dichos equipos. Ya no se reúne con los familiares para compartir alimentos ni participa en la sobremesa. A menudo, deja de comer por estar adherido a los electrónicos. Descuida su arreglo personal y se da al abandono.

Entonces, su comportamiento social se reduce a la mínima expresión. Se relaciona con los demás sólo con fines utilitarios. Si no necesita de las personas, no demuestra ningún interés de interactuar con ellas; actúa como si éstas no existieran. Así de robotizado es el “hongo tecnológico”. No habla, no escucha ni establece contacto visual con los demás. Su desapego familiar llega a la desvinculación extrema, aislándose de los suyos e ignorándolos; excepto cuando los necesita. Su interactividad social se torna utilitarista, manipuladora y glacial. De este modo, el “hongo tecnológico” se constituye en un lastre para los suyos, a quienes manipula para que le provean los equipos, accesorios y programas complementarios. Incluso, exige que los equipos que le compren sean de última generación o que estén de moda; según él, “para no sentirse menos” que los demás. Con frecuencia, acaba esclavizado por la adicción a la conectividad tecnológica. Este comportamiento patológico afecta principalmente a los niños, adolescentes y jóvenes que han sido criados con los electrónicos, acostumbrados desde pequeños al uso indiscriminado de estos equipos, sin el debido control por parte de los padres. V. gr. por su onomástico se le obsequia al niño un Smartphone o un iPad.

Por su lado, el mercado juega un rol determinante en la configuración de este nuevo paradigma social: el individuo esclavizado a los electrónicos. Mediante el poder de la publicidad, aplicado de modo masivo y abusivo, el mercado tecnológico manipula sistemáticamente a la población vulnerable infanto-juvenil, presionándola y condicionándola mediante el “lavado de cerebro” para que de modo imperativo compre, cuanto antes, los productos que lanza al mercado. La manipulación publicitaria utiliza todos los recursos de la psicología cognitivo conductual y motivacional, para ofertar “el mejor producto”, aparentemente superior al de la competencia. Este poder mediático juega maquiavélicamente con la motivación, las expectativas, la presentación visual del producto, la necesidad de pertenencia, la banalidad y la emulación, para generar en la población objetivo la necesidad de comprar el producto, y de esta manera sentirse en la onda de la moda generacional. El posicionamiento de marca induce al individuo poseído por estos valores frívolos a creer y sentir que si no adquiere el electrónico de moda, se va a sentir excluido y con baja autoestima, sufriendo por ello. Así es el poder manipulatorio anético de la publicidad comercial.

Respecto a la competencia, en el mercado salvaje ha estallado la“guerra tecnológica”, también denominada “carnicería” o “canibalismo de marca”, que significa “comerse la marca del otro”, lo cual se ha convertido en un tema de bandera nacional. Esta es una guerra tecnológica declarada en I+D+i (innovación, desarrollo e inversión), en la cual las empresas pagan millones de dólares por generar innovaciones tecnológicas en su organización, desarrollándolas contra todo obstáculo, incluyendo la inteligencia corporativa: espionaje, robo de ideas innovadoras y copia de inventos. En este tipo de guerra se impone la Ley del Vale Todo y la Ley de la Selva. En este sentido, ha sido emblemática la guerra que la transnacional americana Apple acaba de ganarle en los Estados Unidos a la transnacional asiática Samsung por la patente del Smartphone, producto recientemente lanzado en versión Smartphone 5, mediante una avasalladora publicidad global. En estas guerras sobrevive el más fuerte.

Sin embargo, son los mismos familiares quienes finalmente propician esta condición deshumanizante, al adquirir de manera libérrima sofisticados y costosos equipos de tecnología de la conectividad, alimentando el individualismo narcisista con la consiguiente autoexclusión social. Su leitmotiv es que “mis hijos tengan lo que yo no tuve” y que “no sufran lo que yo sufrí”, induciéndolos al saciamiento, la soberbia, al consumismo compulsivo, al facilismo y al hedonismo. Otras banalidades que también impulsan a los familiares a este desenfreno consumista, es el esnobismo y la “necesidad” de que sus hijos estén comunicados con el mundo, demostrando despreocupación irresponsable por el abandono de la lectura, la cultura y la educación por parte de los “hongos tecnológicos”, quienes así se convierten en analfabetos funcionales, mentalizados por la codicia de ganar la mayor cantidad de dinero, de la manera más fácil, rápida y anética, sin que importen los medios. Este nuevo paradigma social extingue la familia natural (contacto con los cinco sentidos y amor auténtico), la cual es reemplazada por la familia asistencial (proveedora y materialista), actualmente en apogeo; y la sociedad posmoderna progresa rumbo a la familia cyborg (robotizada, desplazada por los electrónicos), la “familia” del futuro. Una sociedad deshumanizada, vacua, sin valores éticos.

Finalmente, el sujeto deshumanizado se convierte en una amenaza para sí mismo y para su entorno familiar, por su comportamiento violento, agresivo y estulto. Cuando esta situación se torna crónica, aparecen en el “hongo tecnológico” manifestaciones psicopatológicas graves. Una vez cautivo en su “burbuja electrónica”, el sujeto robotizado presenta:

1.    Aislamiento Social
Pérdida del contacto humano con los cinco sentidos. Cae en la incomunicación. No habla no escucha ni mira a los demás, refugiándose en la soledad.






















2.   Búsqueda de Reconocimiento
Al no encontrar reconocimiento como individuo en su familia, lo busca en otros escenarios en forma desadaptativa. Adquiere electrónicos de última generación para sentirse “superior” a quienes poseen modelos electrónicos ya “desactualizados”, según él. Así, cae en el juego del mercado salvaje que fomenta el consumismo perverso. P.e existen personas que tienen la obsesión de poseer todos o varios electrónicos ultramodernos a la vez. Usan al mismo tiempo Smarphone, Blacberry, Ipad, Laptop y Tablet, para que su entorno amical los admire. 

3.    Disfuncionalidad
Presenta las “I” de la disfuncionalidad robotizada: inconsciencia del trastorno, impulsividad, irritabilidad, irascibilidad, intolerancia, inquina, insatisfacción, ingratitud, insensibilidad, irracionalidad, identidad enajenada, infatuación, inestabilidad emocional,  infelicidad e inversión del ritmo de sueño.

4.    Desmotivación para el Estudio
Progresivamente pierde interés por el estudio, muestra bajo rendimiento académico,  es reprobado y retirado del centro académico. Debido a su vacío espiritual se aburre de todo y abandona los estudios, refugiándose en los electrónicos donde la “pasa bien”, sin producir nada en su beneficio.

5.   Depresión
Sin percatarse, el sujeto robotizado muestra ánimo abatido, desgano, baja autoestima, retraimiento social, abandono de sí mismo y deterioro de la voluntad.

6.    Disociabilidad
Presenta estulticia (necedad extrema), mendacidad, manipulación, maquinación, simulación, histrionismo, cinismo, soberbia, autoendiosamiento, agresividad y violencia.

7.    Conducta Suicida
En los estadios avanzados de su enajenación robotizada, el sujeto presenta deseo autolítico, intención de autoeliminación y acto suicida, aunquefrecuentemente, falla en el intento.

8.    Desarraigo Familiar
Se aísla de su familia. No ingiere los alimentos con los suyos ni comparte la vida familiar. Su vida en el hogar es caótica y hostil. El comportamiento es primitivo, sin modales. Su dormitorio es un antro del desorden y no permite que se lo arreglen.

9.    Aculturación
Carece de identidad sociocultural. Muestra desinterés por la lectura, la cultura y la educación.

10.  Insensibilidad
Se torna insensible, incapaz de reaccionar ante situaciones que normalmente provocan empatía, compasión, ternura, admiración o sufrimiento.

11.  Desorganización de la Vida Personal
Alteración de los horarios de la vida cotidiana como: dormir, ingesta de alimentos, retorno a casa, asistencia a los estudios y al trabajo, consagrando su tiempo al entretenimiento con los electrónicos. Vive para afuera y no para adentro.

12.  Asesinatos en Serie
Comisión de asesinatos en serie perpetrados por personajes solitarios, cuyo apego compulsivo a los electrónicos les causa trastornos severos en los circuitos cerebrales del lóbulo prefrontal, sede de las funciones ejecutivas, de la escala de valores y del control inhibitorio de impulsos. Motivado por odios irracionales y ánimo vengativo, puede cometer asesinatos múltiples contra víctimas indefensas. Actúa con bestialidad, sadismo, sin compasión ni sentimientos de culpa. De esta manera busca y logra hacerse famoso.

ALTERNATIVAS
Para afrontar esta patología robotizada surgida de la tecnología de la conectividad, se propone:

·        Recuperar la familia natural, priorizando la vida espiritual en el nido familiar.
·        Prodigarse caricias positivas cotidianamente.
·        Contactarse con los cinco sentidos en la vida familiar y con el entorno social.
·        Racionalizar el consumo.
·        Restablecer la lectura, la cultura y la educación en la vida familiar.
·        Tener conciencia clara del riesgo adictivo de los electrónicos.
·        Limitar y controlar el uso de electrónicos en los niños, adolescentes y jóvenes.
·        Erradicar el abuso y el consumismo compulsivo de electrónicos.
·        Cesar la competencia irracional por la posesión de electrónicos de última generación.
·        Compartir horas familiares sin electrónicos.
·        Conocer el mundo interior de todos los miembros de la familia.
·        Forjar identidad, sentido de existencia, proyecto de vida y visión de futuro en los niños.
·        Educar con amor y mediante el ejemplo.

Lima, octubre de 2012

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