20 Mayo 2011 10 Comentarios
Dominique Strauss-Kahn ha dimitido como director general del Fondo Monetario Internacional (FMI) tras el presunto escándalo sexual. Pero el economista francés no se irá con las manos vacías, ya que percibirá una pensión vitalicia de 80.000 dólares al año, unos 56.000 euros.
El que fuera exministro de Comercio Exterior y de Economía del Gobierno galo en la década de los noventa dijo en su carta de despedida que dimitía porque “quiere proteger a la institución a la que ha servido con honor y devoción”. Un organismo que suele tratar muy bien a sus máximos ejecutivos aunque ninguno de los tres últimos haya concluido su mandato. Porque ser director general del FMI tiene sus ventajas, sobre todo económicas.
Tras su dimisión, Strauss-Kahn tiene derecho a percibir una pensión fija anual de 49.000 dólares, 34.379 euros, a la que hay que sumar un complemento de unos 31.000 dólares, 21.750 euros, tras haber permanecido en el cargo tres años y siete meses y medio, cuatro más de los que estuvo Rodrigo Rato al frente de la institución con sede en Washington. El economista español, hoy presidente de Bankia, también recibe esos 80.000 dólares anuales tras su marcha del FMI en octubre de 2007.
Un salario para toda la vida que, no obstante, está lejos de lo que hubiera seguido ganando como director general del Fondo. Porque poco antes de la llegada de Strauss Kahn fue cuando el organismo hizo público las remuneraciones de sus máximos ejecutivos. El profesor de Economía por la Universidad de Nancy percibía hasta la fecha aproximadamente 496.000 dólares al año (432.071 euros) libres de impuestos.
Una cifra que se dividía entre 420.930 dólares de salario y 75.350 dólares en forma de complemento. Una retribución que, según explicó el FMI en una nota de prensa, era razonable “para mantener, en interés del Fondo, un nivel de vida apropiado para su posición”. Un estatus que le permitía alojarse en un hotel de 3.000 dólares la noche, como en el que presuntamente cometió los abusos sexuales con una camarera.
Primera clase, dietas y otros privilegios
No quedaba ahí la cosa porque Strauss-Kahn tenía también derecho a que le pagasen los gastos de sus viajes, todos ellos en primera clase, en representación del FMI, así como los de su esposa cuando fuera de “interés” para la institución. Entre las obligaciones, el exministro francés de finanzas no podía participar en actos políticos partidistas (aunque sí podrá seguir siendo miembro del Partido Socialista), ni aceptar regalos ni reconocimientos sin permiso del consejo ejecutivo.
Pese a esos 496.000 dólares al año que recibía hasta hace una semana y los 80.000 que tendrá como pensión vitalicia, lo cierto es que el salario del director general del FMI es muy inferior al de un banquero de primera fila.
(Con información de El Confidencial, España)
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