Dav id Petraeus al lado de su esposa Holly. |
Por: CÉSAR HILDEBRANT
La CIA puede matar O mandar matar, derrocar gobiernos democráticos,
volar puentes o gasoductos, asociarse con las peores hampas, financiar lo
más sucio y respaldar lo que sobrepasa la infamia ... Pero, eso sí: no puede
consentir un director adúltero.
El adulterio es feo pero mucho más feo es hacer lo que la CIA hizo
en Chile en la década del 70 del siglo pasado. Y mucho más feo es ordenar al
sicariato boliviano que termine de matar al Che Guevara. Y tan feo como eso es
interrogar bajo tortura en cárceles subrepticias localizadas en democracias de
pacotilla como Pakistán. O actuar de común acuerdo con los equipos de
eliminación del Mossad israelí.
Pero así son los gringos, En sus tierras no derrocan a los
presidentes: los matan (de Lincoln a Kennedy, pasando por Garfield). Allí no
encarcelan a los líderes que no pueden controlar del todo: los eliminan (Hoffa,
King, Bob Kennedy).
Allí, en suma, una plaga de multitudes cariadas por el patriotismo
más oscuro cree que Darwin era un cabrón, que el mundo tiene 5.000 años, que el
cretácico es un invento de Spielberg y que Dios canta con ellos los domingos en
la iglesia misionera donde han terminado de malograr sus entendederas. El Tea
Party, que es una manera oligofrénica de ser tory, es hijo del Estados Unidos
profundo que volverá a quemar a las brujas de Salem. Cuando ya no entiendes nada
del mundo lo que te queda es el fundamentalismo religioso, esa ceguera que
quiere ser virtuosa.
De modo que el general Petraeus, que fue el único que entendió lo
que pasaba en Irak o Afganistán, ahora cae bajo el peso de la moralina. Como
comandante en jefe del ejército de ocupación en Irak, por ejemplo, el señor
Petraeus debe ser responsable de muchas muertes y otros tantos encubrimientos.
Nadie lo juzgó por eso. Al fin y al cabo, Estados Unidos no está afiliado al
Tribunal Penal Internacional.
¿Cómo podemos asimilar tanta mentira y no morir de empacho? ¿Por
qué nuestra estupidez de especie, descarriada de cualquier "diseño inteligente",
es omnívora cuando de tragar mentiras se trata?
China está camino de convertirse en otro monstruo no sostenible y
la alentamos para que siga por esa senda: si su ritmo de expansión baja del 10%
anual nos preocupamos y escribimos sesudos artículos. Europa condena a sus
habitantes por despilfarradores después de haber estimulado en ellos un
consumismo frenético. Alemania impone sus rigores, pero no tanto porque sabe que
si la crisis se acentúa sus exportaciones pueden peligrar y el modelo que ella
misma promovió podría ser cuestionado desde ángulos más esenciales. Y Grecia o
España aceptan sus culpas cuando no hicieron otra cosa que acatar el mandato del
capitalismo insomne que confunde crecimiento con desarrollo y desarrollo con
bienestar.
bienestar.
¿Hace cuánto tiempo que dejamos de creer en la felicidad como meta
de las políticas?
Hemos hecho un mundo de depredadores cuyo fin es comprar para
renovar los stocks a la velocidad del vértigo. Una sociedad sin razón donde la
estupidez es casi un requisito de sobrevivencia y la codicia una manera de
asociamos a los otros. Chicos con los pulgares crecidos se conectan a máquinas
donde aparecen, sin rostro, los mensajes inútiles de quienes ya no pueden
hablarles a la cara. Y los medios de comunicación son cómplices de toda esta
ordinariez.
Necesitamos un nuevo Nietzsche, una nueva locura fundadora, muchos
nuevos demonios sacudiéndonos de las solapas para sacamos de esta vulgaridad
mundial
que nos deshumaniza.
que nos deshumaniza.
Al bobo de Petraeus no lo han sacrificado porque se enredó con su
buscona biógrafa. Lo liquidaron porque con su intercambio de correos
electrónicos puso en peligro los secretos sucios de la organización que dirigía.
Es la erótica del mal: lo que no está prohibido es matar. Así de hipócrita. Así de horrible.
Es la erótica del mal: lo que no está prohibido es matar. Así de hipócrita. Así de horrible.
David Petraeus y su biógrafa-amante Paula Broadwell |
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