Por Ana Nicolaci da Costa
SAO PAULO (Reuters) - Los brasileños acudieron el domingo a las urnas y se espera que den una convincente victoria a la protegida del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, apoyada en el auge económico que vive el país.
Pese a una serie de escándalos de último momento que salpicaron al oficialismo, los sondeos indican que Dilma Rousseff, una ex jefa de Gabinete de Lula que postula por primera vez a un cargo electivo, superaría el 50 por ciento de los votos necesarios para evitar un balotaje el 31 de octubre.
Rousseff, una ex militante izquierdista de 62 años que busca convertirse en la primera mujer en presidir Brasil, aventaja por unos 20 puntos porcentuales a su rival más cercano, el candidato opositor y ex gobernador de Sao Paulo, José Serra, según los sondeos de intención de voto.
Pese a lluvias en gran parte del país, los brasileños fueron a votar en unos comicios que también determinarán la composición del Congreso y de las gobernaciones estatales.
Más de 20 millones de brasileños han salido de la pobreza durante los ocho años, dos mandatos consecutivos, en los que gobernó Lula.
Su mezcla de programas de bienestar social y políticas de mercado han sido populares y muchos de sus simpatizantes dijeron que estaban sufragando en favor de Rousseff como un voto por la continuidad.
Su ventaja sobre Serra se ha reducido en las últimas dos semanas debido a un escándalo de corrupción que involucró al oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y dudas de último momento acerca de su posición respecto del aborto y de otras cuestiones sociales ligadas a cristianos evangélicos.
SONDEOS
Dos encuestas publicadas el sábado por la tarde mostraron que Rousseff contaría con un apoyo del 50 al 51 por ciento, justo poco más de la mitad de los votos válidamente emitidos que necesita para ganar en primera ronda.
Los sondeos muestran que ella ganaría holgadamente un eventual balotaje, pero una victoria en primera vuelta fortalecería su mandato, le daría más tiempo para formar a su Gobierno y significaría un fuerte golpe contra la oposición.
Los sondeos de boca de urna y los conteos oficiales parciales comenzarán a ser difundidos después de las 18.00, hora local (2100 GMT).
El Tribunal Superior Electoral dijo que no ha habido mayores problemas durante las votaciones y que los resultados del sufragio electrónico podrían salir antes del lunes.
Antonia Monteiro da Silva, una mujer de 53 años que trabaja limpiando casas y que votó en Brasilia, dijo que gracias a las políticas de Lula "mi congelador está lleno de carne y no nos falta nada".
La trabajadora afirmó que votó por Rousseff "porque debería continuar el trabajo que Lula estaba realizando".
Rousseff carece del carisma de Lula y ha descartado realizar grandes cambios a las leyes laborales y otras reformas que muchos inversores dicen que son necesarias para mantener el crecimiento de Brasil.
Sin embargo, se posicionó convincentemente como la mejor candidata para abordar problemas de infraestructura y educativos y mantener al país entre una cada vez más influyente élite de mercados emergentes, entre los que figuran China, Rusia e India.
POSIBILIDADES DE BALOTAJE
La abanderada oficialista fue filosófica cuando le consultaron sobre un posible balotaje cuando fue a votar en la ciudad sureña de Porto Alegre.
"Más allá de lo que ocurra, creo que lo que te da el triunfo es la buena batalla que has llevado adelante", manifestó.
Lula, a quien la ley le impide postular a presidente para un tercer mandato consecutivo y que no está en la lista de candidatos por primera vez desde que Brasil volvió a celebrar elecciones democráticas en 1989, votó en Sao Bernardo do Campo, una zona industrial de Sao Paulo donde destacó como líder sindical.
El mandatario dijo que está optimista respecto a una victoria de Rousseff en primera ronda, pero que si no lo logra, le tomaría "solamente otros 30 días", pues un eventual balotaje tendría lugar el 31 de octubre.
Un artículo publicado en la revista de noticias Veja el mes pasado en que se detallaba un caso de corrupción en la oficina de la jefa de Gabinete recordó a muchos votantes de otros escándalos que han empañado en el pasado al oficialista Partido de los Trabajadores.
Rousseff también se va visto amenazada por un leve descenso en el apoyo entre los millones de cristianos evangélicos de Brasil, debido a comentarios que formuló en el pasado en que defendió la despenalización del aborto.
"Estamos diciendo por favor no voten por el Partido de los Trabajadores porque sus políticas son terribles. Aprueba la homosexualidad, el lesbianismo y está a favor del aborto", dijo el pastor Otaviano Miguel da Silva a sus parroquianos durante la mañana en la Iglesia Asamblea de Dios en Brasilia.
POPULARIDAD DE LULA
La ex ministra de medioambiente Marina Silva, una cristiana evangélica, consiguió el apoyo de muchos de los desertores de Rousseff en las últimas semanas.
Pese a una serie de escándalos de último momento que salpicaron al oficialismo, los sondeos indican que Dilma Rousseff, una ex jefa de Gabinete de Lula que postula por primera vez a un cargo electivo, superaría el 50 por ciento de los votos necesarios para evitar un balotaje el 31 de octubre.
Rousseff, una ex militante izquierdista de 62 años que busca convertirse en la primera mujer en presidir Brasil, aventaja por unos 20 puntos porcentuales a su rival más cercano, el candidato opositor y ex gobernador de Sao Paulo, José Serra, según los sondeos de intención de voto.
Pese a lluvias en gran parte del país, los brasileños fueron a votar en unos comicios que también determinarán la composición del Congreso y de las gobernaciones estatales.
Más de 20 millones de brasileños han salido de la pobreza durante los ocho años, dos mandatos consecutivos, en los que gobernó Lula.
Su mezcla de programas de bienestar social y políticas de mercado han sido populares y muchos de sus simpatizantes dijeron que estaban sufragando en favor de Rousseff como un voto por la continuidad.
Su ventaja sobre Serra se ha reducido en las últimas dos semanas debido a un escándalo de corrupción que involucró al oficialista Partido de los Trabajadores (PT) y dudas de último momento acerca de su posición respecto del aborto y de otras cuestiones sociales ligadas a cristianos evangélicos.
SONDEOS
Dos encuestas publicadas el sábado por la tarde mostraron que Rousseff contaría con un apoyo del 50 al 51 por ciento, justo poco más de la mitad de los votos válidamente emitidos que necesita para ganar en primera ronda.
Los sondeos muestran que ella ganaría holgadamente un eventual balotaje, pero una victoria en primera vuelta fortalecería su mandato, le daría más tiempo para formar a su Gobierno y significaría un fuerte golpe contra la oposición.
Los sondeos de boca de urna y los conteos oficiales parciales comenzarán a ser difundidos después de las 18.00, hora local (2100 GMT).
El Tribunal Superior Electoral dijo que no ha habido mayores problemas durante las votaciones y que los resultados del sufragio electrónico podrían salir antes del lunes.
Antonia Monteiro da Silva, una mujer de 53 años que trabaja limpiando casas y que votó en Brasilia, dijo que gracias a las políticas de Lula "mi congelador está lleno de carne y no nos falta nada".
La trabajadora afirmó que votó por Rousseff "porque debería continuar el trabajo que Lula estaba realizando".
Rousseff carece del carisma de Lula y ha descartado realizar grandes cambios a las leyes laborales y otras reformas que muchos inversores dicen que son necesarias para mantener el crecimiento de Brasil.
Sin embargo, se posicionó convincentemente como la mejor candidata para abordar problemas de infraestructura y educativos y mantener al país entre una cada vez más influyente élite de mercados emergentes, entre los que figuran China, Rusia e India.
POSIBILIDADES DE BALOTAJE
La abanderada oficialista fue filosófica cuando le consultaron sobre un posible balotaje cuando fue a votar en la ciudad sureña de Porto Alegre.
"Más allá de lo que ocurra, creo que lo que te da el triunfo es la buena batalla que has llevado adelante", manifestó.
Lula, a quien la ley le impide postular a presidente para un tercer mandato consecutivo y que no está en la lista de candidatos por primera vez desde que Brasil volvió a celebrar elecciones democráticas en 1989, votó en Sao Bernardo do Campo, una zona industrial de Sao Paulo donde destacó como líder sindical.
El mandatario dijo que está optimista respecto a una victoria de Rousseff en primera ronda, pero que si no lo logra, le tomaría "solamente otros 30 días", pues un eventual balotaje tendría lugar el 31 de octubre.
Un artículo publicado en la revista de noticias Veja el mes pasado en que se detallaba un caso de corrupción en la oficina de la jefa de Gabinete recordó a muchos votantes de otros escándalos que han empañado en el pasado al oficialista Partido de los Trabajadores.
Rousseff también se va visto amenazada por un leve descenso en el apoyo entre los millones de cristianos evangélicos de Brasil, debido a comentarios que formuló en el pasado en que defendió la despenalización del aborto.
"Estamos diciendo por favor no voten por el Partido de los Trabajadores porque sus políticas son terribles. Aprueba la homosexualidad, el lesbianismo y está a favor del aborto", dijo el pastor Otaviano Miguel da Silva a sus parroquianos durante la mañana en la Iglesia Asamblea de Dios en Brasilia.
POPULARIDAD DE LULA
La ex ministra de medioambiente Marina Silva, una cristiana evangélica, consiguió el apoyo de muchos de los desertores de Rousseff en las últimas semanas.
Sin embargo, la abanderada del Partido Verde (PV) cuenta con cerca de un 15 por ciento de respaldo en los sondeos y tiene pocas opciones de pasar a un balotaje.
Serra, un ex ministro de salud de 68 años que podría estar compitiendo en su última campaña, ha prometido liderar un Gobierno centrista que probablemente sería menos intervencionista que el de Rousseff.
Se espera que la popularidad de Lula aporte a la coalición gobernante, que está controlada por el Partido de los Trabajadores y el centrista PMDB, una mayoría más contundente en el Congreso, que facilitaría a Rousseff la aprobación de reformas económicas.
Los sondeos predicen que la coalición gobernante podría alcanzar el umbral del 60 por ciento necesario para aprobar modificaciones constitucionales.
Rousseff ha dicho que se concentrará en la eficiencia del Gobierno y en eliminar obstáculos burocráticos a proyectos de infraestructura que Brasil necesita mientras se prepara para ser anfitrión de la Copa Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016.
(Escrito por Brian Winter; reporte adicional de Hugo Bachega en Sao Bernardo do Campo y Sinara Sandri en Porto Alegre. Editado en español por Ricardo Figueroa/Marion Giraldo)
Serra, un ex ministro de salud de 68 años que podría estar compitiendo en su última campaña, ha prometido liderar un Gobierno centrista que probablemente sería menos intervencionista que el de Rousseff.
Se espera que la popularidad de Lula aporte a la coalición gobernante, que está controlada por el Partido de los Trabajadores y el centrista PMDB, una mayoría más contundente en el Congreso, que facilitaría a Rousseff la aprobación de reformas económicas.
Los sondeos predicen que la coalición gobernante podría alcanzar el umbral del 60 por ciento necesario para aprobar modificaciones constitucionales.
Rousseff ha dicho que se concentrará en la eficiencia del Gobierno y en eliminar obstáculos burocráticos a proyectos de infraestructura que Brasil necesita mientras se prepara para ser anfitrión de la Copa Mundial de Fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos 2016.
(Escrito por Brian Winter; reporte adicional de Hugo Bachega en Sao Bernardo do Campo y Sinara Sandri en Porto Alegre. Editado en español por Ricardo Figueroa/Marion Giraldo)
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