viernes, 24 de septiembre de 2010

SUSAN VILLARAN, LA GANADORA

Por: Raúl Wiener
LIMA. Estaba cantado, pero nadie lo dijo, salvo este diario: cuando una votación se polariza y una candidatura asciende desde el sótano mientras la otra baja desde la cúspide, es cuestión de tiempo para que se crucen las curvas y se inviertan las posiciones. De acuerdo con la encuesta de Ipsos Apoyo, esto ha ocurrido incluso antes de lo previsto. La conclusión a partir de ese punto es que la tendencia va a seguir adelante y que ya tenemos ganadora a menos de veinte días de los comicios.
La tesis de que todavía quedan los votos indecisos por repartirse es falsa, porque nada puede sostener la idea de que si los indecisos hasta ahora han ido definiéndose de acuerdo a la tendencia principal, esto vaya a cambiar de pronto en los últimos días. Cualquiera que sepa un poco de estadísticas sabe que hemos entrado en una zona en que para Villarán es más difícil perder que ganar. Y eso se ve en la actitud de las candidatas: mientras a Lourdes se le ve buscando estrategias a estas alturas del partido y cambiando de tono cada día, a Susana se le aprecia cómoda hasta cuando no dice nada o cuando se equivoca al rechazar apoyos que se le dan sin condiciones. 
Por supuesto que detrás de esto hay un proceso que ya maduró: los electores una vez más se han rebelado a la intención de llevarlos de las narices a una mesa dispuesta, donde los medios de comunicación, las encuestadoras te trazan la cancha, como ahora dicen, y fijan hasta donde te puedes mover. La tragedia de Lourdes es que no puede armar una nueva cancha a aquella en que ella ganaba a Kouri, es decir el PPC-castañedista se imponía al PPC-Fujimorista y no había nada más que escoger. Esto ha pasado reiteradamente en el Perú en 1990, 2000 y 2006, pero como los viejos borbones, nuestra derecha no ha aprendido nada.
Del año 2006, lo único que se entendió es que una vez que el candidato-peligro se dispara sólo cabe deshacerlo sin vacilaciones y miramientos. Por eso los que aún se creen los héroes de la derrota de Humala decidieron aplicarle la misma medicina a Susana. Y se olvidaron la lección del 2000, cuando luego de demoler a Andrade y Castañeda, ya no les funcionó con Toledo por la fatiga de la gente y los límites del tiempo. Haber construido su campaña inicial contra Kouri (decencia versus corrupción), hizo imposible que la candidata derechista pudiera hacerse creíble para un segundo momento intentando ocupar otra vez el papel de mal menor (modernidad versus regresión). Eso no lo cree nadie y descubre a distancia la manipulación. 
La campaña sobre el “peligro” de miembros de Patria Roja en la lista y ahora el otro “peligro” del apoyo a distancia que le han brindado los nacionalistas, no han hecho mella sobre el ascenso de Susana Villarán. Esto es así porque nadie ve a la candidata como la indefensa niña del bosque que Lourdes quiso hacer de ella. Al contrario, es la pepecista a la que le han clavado eso de “honrada pero ingenua”, que se le ha ganado con sus aliados en cada elección, sus indecisiones, el manejo del caso Cataño, etc. Por ello no puede voltear la partida. Susana debería tener bien claro esta situación y encabezar la más amplia unidad popular para La Victoria.

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