El ejército liberó de los rebeldes al Presidente Correa |
Por: Alexandra Valencia y Santiago Silva
QUITO (Reuters) - Tropas militares de Ecuador rescataron el jueves al presidente Rafael Correa, que estuvo más de diez horas atrapado en un hospital rodeado de policías sublevados contra una ley que recorta sus ingresos.
Correa, que abandonó el edificio en silla de ruedas y con una máscara antigas, llegó minutos después al Palacio de Gobierno y ante cientos de seguidores denunció una conspiración en su contra y aseguró que no dará marcha atrás en su plan.
"Por supuesto la ley no será revocada, con nosotros con el diálogo todo, por la fuerza nada", dijo Correa, con la voz ronca, desde el balcón del Palacio.
El día de furia en Quito comenzó cuando policías tomaron el mayor cuartel de la ciudad para reclamar por la ley que impulsa el Gobierno, que recorta beneficios a policías y militares.
Minutos después, y fiel a su estilo, Correa fue al cuartel y enfrentó con duras palabra a los policías.
El mandatario fue abucheado, empujado y golpeado en medio de un tumulto y debió retirarse cojeando en medio de una lluvia de gases lacrimógenos para ser tratado en un hospital contiguo al cuartel, que fue cercado rápidamente por policías.
Allí pasó toda la tarde y buena parte de la noche, mientras que en las calles de Quito ciudadanos y policías protagonizaron enfrentamientos que según la Cruz Roja dejaron 51 heridos.
Analistas apostaban que Correa recuperaría el control de la situación, pero creen que deberá pagar costos políticos y que se erosionará su control en la Asamblea.
Ecuador, un país en donde fueron depuestos tres presidentes en los últimos 13 años, depende de su riqueza petrolera. Un portavoz de la estatal Petroecuador dijo que operaban con normalidad pero había más militares en campos y refinerías.
Los precios del petróleo treparon a un máximo de siete semanas, a casi 80 dólares el barril, en el mercado de Estados Unidos, en una sesión en la cual operadores señalaron a la crisis en Ecuador como uno de los factores alcistas.
Las operaciones mineras de Ecuador también continuaban como si nada hubiera pasado, según la Cámara de Minería.
Y las agencias de riesgo mantenían sin cambios la ya baja calificación soberana de Ecuador.
Las protestas estallaron cuando Correa estudiaba disolver la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, con la que se enfureció cuando sus propios legisladores mostraron resistencia a una ley para reducir el tamaño del aparato público, una norma clave para que el Gobierno avance en su modelo socialista y que despertó el descontento de las fuerzas de seguridad.
La disolución de la Asamblea Nacional permitiría a Correa gobernar por decreto hasta que se convoquen a elecciones generales, según la Constitución aprobada hace dos años. Su decisión tendría que ser avalada por la Corte Constitucional.
"PELIGRO DE MUERTE"
Líderes sudamericanos y de otras partes del mundo dieron su apoyo a Correa, mientras que la Organización de Estados Americanos (OEA) celebró una reunión extraordinaria en la que emitió una resolución de apoyo a Correa.Y los presidentes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) llegaron a Buenos Aires para reunirse.
"Tenemos que tratar de que este golpe de Estado no se consume y de la mejor manera posible actuando muy rápidamente y de manera unánime", dijo el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza después de la reunión del organismo.
En Washington, la representante de Estados Unidos en la OEA indicó que su país observa con atención lo que sucede en Ecuador y manifestó su apoyo al Gobierno democrático.
Los legisladores oficialistas suspendieron una sesión prevista para el jueves por la tarde que buscaba volver a discutir la ley que encendió la mecha de las protestas.
(Reporte adicional de José Llangari en Quito, María Eugenia Tello en Guayaquil, Nelson Bocanegra en Bogotá, Antonio de la Jara y Juana Casas en Santiago, Guido Nejamkis en Buenos Aires, Marco Aquino en Perú y Daniel Bases en Nueva York. Escrito por Pablo Garibian. Editado por Silene Ramírez)
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