domingo, 29 de julio de 2012

CULTURA TANÁTICA POSMODERNA: LA VIDA NO VALE NADA...

Autor: Dr. Martín Nizama-Valladolid*

La vida no vale nada, es el eslogan que se escucha por doquier en la sociedad posmoderna; por un lado, pletórica de prosperidad, conocimiento, información y tecnología de última generación; y por el otro, materialista, vacua, consumista compulsiva, banal, hedonista, individualista y adicta a la violencia, con su masiva secuela tanática: exterminio masivo, magnicidio, homicidio, suicidio, parricidio, filicidio, uxoricidio o fratricidio; espectro de muerte violenta ante el cual, progresivamente, la sociedad global se torna insensible, acostumbrada al cotidiano frenesí mediático del morbo, cuya deidad crematística, el rating, condiciona el marketing tanático, ajeno a la sensibilidad humana.
De modo que, la sociedad global posee dos caras, la de la prosperidad y la de la deshumanización masiva. Al lado de la riqueza extrema y la opulencia se encuentra la pobreza y pobreza extrema. Entre ambas, hay brechas insalvables causantes de vacuidad, infelicidad, del sin sentido de existencia y la carencia de visión de futuro, lo cual induce a la persona a la angustia, a vivir el momento, al facilismo y al narcisismo, contexto en  el cual se pierde la familia natural, antiguamente, célula básica de la sociedad y fuente de convivencia social saludable. Extinguida la familia natural, manantial del amor, aparece la familia asistencial o proveedora de cosas materiales, caracterizada por la anomia (caos) interior y la extinción de los valores ético morales. También, en forma progresiva se viene instaurando en la sociedad global la familia cyborg o robótica, esclavizada por el uso compulsivo de los equipos de conectividad tecnológica: equipos electrónicos e Internet. Estos dos tipos de familia disfuncional, la asistencial y la cyborg, conducen a la persona a la enajenación espiritual y a la pérdida del control de los impulsos más primitivos, que acaban con el individuo en la autodestrucción y la heterodestrucción violenta masiva. Para ello, a menudo, recurre al salvajismo, la brutalidad y la sevicia para matar sin compasión, gozando del ritual macabro, cobarde, morboso y abominable de destrozar la vida humana. Esta es la bestialidad, base del canibalismo en el que se está sumiendo la sociedad posmoderna en la “pequeña aldea global”.

En la sociedad posmoderna centrada en el individuo y ya no en la familia, se practican principalmente los antivalores, en desmedro de los valores éticos que fueron el sustento de la vida familiar, social, económica y política de la sociedad moderna. Así, sin valores éticos y sin familia natural, la sociedad del conocimiento va rumbo a una deshumanización acelerada con la consecuente decadencia, tal vez irreversible.

Asesinato Múltiple de Denver
Doce personas, en su mayoría jóvenes y entre ellos un militar (27) de la Fuerza Naval USA, fueron asesinadas y 58 heridas en el tiroteo ocurrido en la medianoche del viernes 20-07-12 en la sala 9 repleta de gente del cine Century, 16 en la localidad de Aurora de la ciudad de Denver (Estado de Colorado, USA), durante el estreno de la película The Dark Knight Rises, la última entrega de Batman. De los heridos, siete se encuentran en estado crítico y tres son militares USA que sirvieron en Irak. James Holmes (24), probablemente un adicto a la marihuana, dos horas antes de ingresar al cine había ingerido el analgésico opiáceo Vicodin (5 mgr. de hidrocodona + 500 mgr. de paracetamol), sorpresivamente, a puntapiés  rompió la puerta de Emergencia situada a un lado del Ecran, tiró bombas lacrimógenas dentro del local para causar el mayor desconcierto y terror mientras alistaba sus armas para atacar a sus víctimas indefensas. Él estaba pertrechado con un equipo similar al de las fuerzas especiales: dos pistolas de calibre 40 con más de mil balas para dichas armas, una escopeta Remington  870 con 300 cartuchos, y un fusil semiautomático Smith & Wesson AR-15 de calibre 223, con un cargador especial que podía almacenar más de 100 proyectiles y efectuar 50 o 60 disparos en solo un minuto, para lo cual llevaba 3,000 balas; además de un casco, una máscara de gas y un chaleco antibalas. En total, él había comprado 6,000 proyectiles a través de Internet y en diversas tiendas. Las armas las adquirió en forma legal en dos tiendas. Dicho sea de paso, en el Estado de Colorado es muy fácil comprar armas. En otros centros comerciales el asesino adquirió el atuendo que llevó al cine, con el cual pasó desapercibido; puesto que muchos fanáticos de Batman acudieron a las salas vestidos como los héroes o villanos de la saga del cómic. Holmes se había teñido el cabello de rojo y se sentía The Joker, archienemigo de Batman. Lucía doble look: “Guasón” disfrazado de “Bane”, el villano de la película.  

Una vez ubicado en la sala del cine el asesino lanzó bombas de gas lacrimógeno, lo cual inicialmente fue percibido por el público asistente como parte del espectáculo. Más, el sujeto comenzó a disparar indiscriminadamente contra la multitud, desatando el terror y la estampida. Descargó varias ráfagas de fusil al techo a modo de advertencia. Luego, durante 15 minutos se paseó por la sala, desde la pantalla hasta la última fila, disparó a 71 espectadores y abatió a aquellos que intentaban huir en forma desesperada. A algunas les apuntó con su fusil en la cara; en otros momentos disparó hacia la salida principal donde se agolpaban algunos espectadores presas del pánico. Una de las balas atravesó la pared e hirió a una persona de la sala contigua. Un testigo del horror relató así el hecho, “apareció como Terminator y empezó a disparar, disparar y disparar”. Otro sobreviviente refirió que el tiroteo coincidió con una escena de tiros en el film. Otro espectador testificó que el atacante “les disparaba a niños, pequeños, adultos y a muchos amigos que habían ido al estreno”. Verónica Moser (6), la víctima de menor edad de la matanza, estaba en el cine acompañada de su joven madre (24), quien se encuentra internada en estado grave con heridas de bala en el cuello y abdomen. En una de las rondas de disparos que descerrajó el atacante, otro joven (25) murió al abalanzarse sobre su novia para protegerla, sobreviviendo ella a la masacre. Afortunadamente, el fusil semiautomático que utilizó Holmes para perpetrar su múltiple asesinato se atascó durante el tiroteo, lo cual evitó una tragedia mayor. Dicha arma tenía un cargador de municiones de alta capacidad que permitía efectuar 60 disparos por minuto.

James Holmes
Holmes, natural de San Diego, hijo de una enfermera, recordado por un vecino de San Diego como un chico tímido….. un solitario”, de una familia que asistía a la Iglesia. Es licenciado en neurociencia. Se había graduado con honores en la Universidad de California Riverside (2010). Luego, en junio del 2011 había iniciado estudios de doctorado en la Universidad de Colorado (Denver), pero este año abandonó el programa. El ataque perpetrado fue calculado y deliberado. En efecto, Holmes, durante tres meses había acumulando un arsenal de armas. Según la policía, él pretendía causar otra matanza simultánea al sembrar su apartamento con 80 explosivos que podrían haber sido detonados involuntariamente por algún vecino que hubiese intentado abrir la puerta de su apartamento. Diez minutos después de la matanza, tras ser detenido por la policía sin oponer resistencia, en el estacionamiento del cine, cuando se dirigía a abordar su vehículo, Holmes dijo a sus captores que era The Joker, el villano de la saga de Batman, manifestando voy a matar a Batman e informó que su casa estaba plagada de explosivos: frascos con catalizadores químicos que estallarían al mezclarse, y más de 30 granadas, las cuales de haber explosionado habrían arrasado con varias manzanas de la localidad.  En efecto, cuando en la medianoche del jueves él se dirigía a la sala de cine a ver el estreno de Batman, los altavoces de su apartamento comenzaron a emitir una música pesada y repetitiva programada de forma automática a volumen alto, lo cual irritó a los vecinos del edificio, una residencia de estudiantes, pacientes y empleados del Centro Médico de la Universidad de Colorado. Algunos de ellos llegaron a golpear la puerta para que bajara el volumen de la música. Incluso, Kaitlyn Fonzi (20) intentó abrirla y observó que el cerrojo no estaba  echado y decidió no abrir la puerta. De haberlo hecho, el apartamento hubiera estallado, puesto que estaba preparado para que ello ocurriera cuando la puerta se abriera.

Tras haber cometido la espeluznante masacre, meticulosamente planificada, Holmes, soberbio, no demostró arrepentimiento alguno. Entre sus  antecedentes, él disfrutaba de los videojuegos, películas de ciberadicción sexual: “soy un buen tipo, pero travieso, escribió en el sitio AdultFinder.com a las posibles víctimas de su morbo sexual. Él admira a Ted Kaczynski, quien remitió 16 cartas bombas matando a tres personas entre 1978 y 1995. Sin embargo, ante sus amistades mostraba otra cara: amable, tranquilo y bonachón. El motivo de su vesania tanática parece ser su enajenación psicosocial: obsesión por matar a Batman porque vive la ficción de ser Bane, el archienemigo del hombre murciélago en la película. Cree que está actuando en una película y que él es el autor principal, “escupe a los guardias, escupe a todos, se comporta de modo raro”, refirieron los policías que lo cuidan. Es un poseso de la ficción de Bane.

Según la Asociación Nacional del Rifle, en EE. UU existen unos 300 millones de armas legales en posesión de ciudadanos. El número de armas crece en cuatro millones de unidades al año. En el 45 por ciento de hogares hay un arma; unas 90 armas por cada 100 personas. Más de 85 personas son asesinadas diariamente con armas de fuego y más del doble de ese número son heridas con éstas. Tras el asesinato múltiple de Denver, la venta de armas se incrementó en 41 por ciento en el Estado de Colorado. También aumentó el número de personas que buscan entrenamiento para obtener el permiso de portar armas. Llevar un arma corta de manera oculta es legal en 49 de los 50 Estados.  Todo un infierno armamentístico.

Sin embargo el Estado Norteamericano mediante la Segunda Enmienda Constitucional  consagra el derecho  de los estadounidenses a la tenencia de armas. El Tribunal Supremo de eses país siempre ha fallado en favor de la posesión libre de armas ante los intentos de algunos estados y ciudades por limitar ese derecho. La referida enmienda constitucional manda que “Siendo una milicia bien preparada, necesaria para la seguridad de un Estado libre, el derecho del Pueblo a tener y portar armas no será vulnerado”. A la luz de los tiempos violentos actuales esta norma constitucional es  una insensatez jurídica. Cuántos ciudadanos estadounidenses deberán morir para que el Estado USA por fin la modifique en favor de la vida y de la paz social?

Similares asesinatos múltiples han sucedido en los EE.UU y otros países, como la matanza en la Universidad de Virginia Tech (2007), en la cual el estudiante Cho Seng Hui exterminó a 32 personas, y la masacre del Instituto de Columbine, en la que dos alumnos asesinaron a 13 personas (1999). El 22 de julio del 2011 en Noruega, el fanático ultraderechista Anders Behring Breivik, perpetró dos atentados terroristas, el primero en Oslo haciendo detonar casi una tonelada de explosivos delante de un edificio gubernamental y el otro en la isla de Utoya, donde Breivik disparó contra jóvenes que participaban en una reunión de las juventudes laboristas, el partido del gobierno. En total murieron 77 personas.

Colofón

Cabe preguntarse, ¿en qué sociedad vivimos? La posmodernidad ha creado una sociedad tecnológica, deshumanizada, materialista, anética e insensible, cuyo rasgo esencial es la compulsiva violencia extrema, que se ejerce en las diferentes actividades del quehacer cotidiano. Violencia extrema que se aprende principalmente en los videojuegos, redes sociales del ciberespacio y en la televisión sangrienta. La morbosa difusión mediática del crimen violento estimula el crimen violento. La posmodernidad ha comenzado a cosechar lo que siembra: violencia, más violencia y muerte. Quo vadis posmodernidad?

Tiempo Familiar
Es una verdad de perogrullo que la salud mental y espiritual en la sociedad global se encuentra gravemente deteriorada. Por tanto, urge priorizarla, empezando por la recuperación de la vida familiar  natural, de la espiritualidad y de la paz,  con el propósito de rehumanizar a la sociedad posmoderna. Por su lado, la familia debe aprender a protegerse de los graves  efectos nocivos de la tecnología de la conectividad, estableciendo con carácter imperativo el tiempo familiar cotidiano, apagando todos los equipos electrónicos y la Internet, para que la familia reunida pueda disfrutar la presencia y las vivencias de sus miembros. El tiempo familiar es de una a dos horas por día. El fin de semana, se incrementa  de dos a cuatro horas diarias.

Lima, 26 de julio 2012.

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