Autor: Martín Nizama-Valladolid*
Es la necesidad compulsiva de salir a divertirse sin control todos los fines de semana a lugares, fiestas o reuniones habituales en compañía del círculo de amigos conocidos o desconocidos para los familiares; principalmente durante la noche y con frecuencia hasta el día siguiente. Este síndrome presenta las siguientes manifestaciones:
· Invención de múltiples excusas o pretextos para salir a divertirse el fin de semana en compañía del círculo de amigos adictos al desenfreno social. Es más frecuente en jóvenes sin motivación para triunfar, que viven aburridos el día a día y sin un proyecto de vida a realizar.
· Conflictos reiterados con la familia por oponerse al exceso de salidas, juergas o amanecidas, para llenar el vacío espiritual y cesar el aburrimiento, evadiendo a la familia.
· Frecuentemente la familia, inconsciente del problema, apoya dichas salidas. Luego, el libertino la manipula, la domina y abusa de ella. Finalmente, él se adueña de la situación y asume el poder en perjuicio de la familia.
· Tensión familiar los fines de semana por la previsible salida o escape de uno o más de sus miembros adictos a la juerga.
· Desvelo de la familia esperando el regreso a casa de uno o más de los integrantes esclavizados al placer de la vida noctámbula.
· Inquietud, insomnio e irritabilidad del juerguero enfurecido porque no lo dejan salir: angustiado.
· Pensamiento poseído por el escenario de diversión y su círculo de amigos. Se moviliza de un lado a otro de su casa vociferando cual “diablo enjaulado”.
· Manifiesta estar estresado y que necesita relajarse, que nunca lo dejaron divertirse, que si ahora no lo hace “¿cuándo lo voy a hacer?”: dice estar aburrido en su domicilio.
· Amigotes lo llaman por teléfono o lo buscan incansablemente desde el jueves o viernes.
· Mentiras o coartadas para salir a la calle burlando la alerta familiar, sin importarle nada.
· Salida rauda o escape a escondidas, arriesgando la propia vida si no le dan permiso: fuga.
· Pasa directamente de su centro de estudios o centro laboral a las fiestas, peñas o encerronas sin llegar a su domicilio.
· Retorno en estado de ebriedad en la madrugada, de amanecida o a avanzadas horas del día siguiente.
· Regresa con expresión facial furiosa para evitar el regaño familiar: “carota”.
· Ingreso subrepticio al hogar o uso del soborno (regalos, comida, ropa) para atenuar su falta y de esta manera evitar la amonestación familiar.
· Reacción violenta o furiosa cuando se le amonesta por sus incesantes salidas: “no me comprenden”.
· Duerme todo el día luego de la trasnochada.
· Lleva doble vida. Mentiras sistemáticas de lo que hace fuera del hogar el fin de semana.
· Muestra desinterés académico, bajo rendimiento, aburrimiento y abandono de los estudios.
· Derroche de dinero. Dilapida el sueldo, propinas o ahorros. Irresponsable en extremo.
· Si es estudiante pide dinero con el pretexto que lo necesita para material de trabajo o textos.
· Continuos endeudamientos, venta de bienes personales o familiares para solventar sus fiestas, viajes por fines de semana largos, campamentos, playas, conciertos o discotecas.
· Los días de juerga se incrementan progresivamente e incluyen días laborales de la semana: “se va de boleto desde el jueves hasta el lunes”.
· Consumo excesivo de licor, tabaco, cocaína, éxtasis, marihuana, etc. qué él niega cínicamente, encolerizándose. Afirma que lo calumnian.
· Maneja vehículos en estado de intoxicación, sea por drogas legales o ilegales, exponiéndose temerariamente a accidentes de tránsito, con graves secuelas físicas o pérdida de su vida.
· Asume que es su vida, que nadie tiene derecho a interferir en ella. Apaga el celular o no contesta llamadas a fin de no ser ubicado por los familiares e ignoren lo que está haciendo.
· Insensible e inconsciente de la preocupación familiar motivada por su vida libérrima y disoluta.
Alternativas
Es responsabilidad de la familia iniciar acciones en previsión de la aparición de este síndrome mórbido entre sus miembros, que puede conducir a la persona a adquirir la enfermedad adictiva.
I. Promoción de la Salud Espiritual
· Desarrollar espiritualidad plena en el seno familiar.
· Hacer vida familiar con amor.
· Ejercer autoridad en el hogar.
· Ofertar paradigmas familiares, educando con el buen ejemplo.
· Estimular la actitud proactiva y triunfadora en aras de la felicidad.
· Orientar a los familiares en la resolución de problemas personales y toma de decisiones.
· Modificar conductas inadecuadas previa comprensión de las faltas cometidas.
II. Prevención
· Ejercer control racional de la vida de los familiares fuera del hogar.
· Establecer responsabilidades en el hogar, horarios de juego, esparcimiento y salidas a reuniones.
· Realizar esparcimiento sano los fines de semana involucrando a toda la familia.
· Conocer las amistades y el entorno social de los miembros de la familia.
· Priorizar la comunicación humana auténtica sobre la comunicación electrónica, apagando los equipos en los momentos de encuentro familiar.
· Suprimir la sobreprotección, rigidez, represión familiar y el libertinaje de los hijos.
· Erradicar toda forma de maltrato verbal y no verbal, principalmente el castigo físico.
· Priorizar los vínculos afectivos y espirituales sobre los premios materiales o hedonistas.
III. Manejo Familiar
· Indagar lo que hace el familiar sospechoso en su otra vida (la oculta).
· Dejar de ser “ciegos” y afrontar el problema del exceso de salidas con determinación.
· Ignorar la victimización del juerguero.
· Reconocer que él puede estar al comienzo de una enfermedad adictiva.
· Suprimir la logística del desenfreno hedonista: suministro de dinero, tarjetas de crédito, vehículos, equipos electrónicos, uso de departamentos y libre disponibilidad del bar.
· Buscar ayuda médica especializada en salud mental.
· Comprometer a toda la familia en la recuperación de la normalidad de la vida familiar.
· Evitar situaciones y escenarios tentadores que comprometan su recuperación.
Lima, 14 de Agosto del 2011
*Médico Psiquiatra. Experto en Adicciones. Doctor en Medicina. Prof. Principal de los Departamentos Académicos de Psiquiatría de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. Asistente de la Dirección de Adicciones del Instituto Nacional de Salud Mental “Honorio Delgado-Hideyo Noguchi”. Torre de Consultorios Angloamericana. Consultorio 303. Alfredo Salazar 314. San Isidro. Telef. 4219939 anexos 430 ó 433 (a partir de las 4 pm.). Celular 999851684 Director de la Clínica Nizama , especializada en Adicciones. E-mail: maniva@terra.com.pe
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