sábado, 24 de abril de 2010

PERIODISTA ESPAÑOL ENJUICIA A PAISES QUE "SIEMBRAN" MINAS EN SUS FRONTERAS

Discurso pronunciado por Gervasio Sánchez (periodista y fotógrafo) durante la entrega de los premios Ortega y Gasset el 7 de mayo del 2008. Los periódicos del orbe, especialmente de España, ignoraron las palabras del ganador de La Mejor fotografía del 2008 (abajo), quien llamó la atención al mundo por la proliferación de armas, que cada año matan a un buen número de inocentes. En el acto estaban presentes la Vicepresidenta del Gobierno, varias ministras y ministros, exministros del Partido Popular, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, el Alcalde de Madrid -Alberto Ruiz Gallardón-, el Presidente del Senado y centenares de personas; sin embargo todos hicieron mutis. El texto completo de lo que dijo el galardoneado, lo reproducimos líneas abajo.

Sofía tiene 25 años y a los 11 perdió las piernas por culpa de las minas terrestres antipersona sembradas en Mozambique. Su imagen, recostada en el suelo junto a su hija, representa el horror y el dolor de la guerra. La escena fue captada por Gervasio Sánchez en marzo de 2007 y publicada el 18 de noviembre de ese año en el periódico El Heraldo de Aragón y el Magazine del diario La Vanguardia. Sofía y Alia forma parte de la serie Vidas minadas, un proyecto que inició hace 10 años para denunciar los estragos de estas armas mortíferas.

EL DISCURSO
Estimados miembros del jurado, señoras y señores:
Es para mí un gran honor recibir el Premio Ortega y Gasset de Fotografía convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo. ….
Es un gran honor porque varios de mis mejores amigos a los que respeto profesionalmente pertenecen a la Es un gran honor porque varios de mis mejores amigos a los que respeto profesionalmente pertenecen a la plantilla de este diario. Queridos Ramón Lobo, Guillermo Altares, Miguel Ángel Villena, Jorge Marirrodriga, Francesc Relea, Miguel Gener, Alberto Ferreras, Gorka Lejarcegui, incluso tú querido Alfonso Armada, a los que he nombrado y a los que tengo en mi mente, a todos vosotros que me apoyasteis en los momentos más duros os dedico este premio de todo corazón.plantilla de este diario. Queridos Ramón Lobo, Guillermo Altares, Miguel Ángel Villena, Jorge Marirrodriga, Francesc Relea, Miguel Gener, Alberto Ferreras, Gorka Lejarcegui, incluso tú querido Alfonso Armada, a los que he nombrado y a los que tengo en mi mente, a todos vosotros que me apoyasteis en los momentos más duros os dedico este premio de todo corazón.
Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar.
No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermon Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto Vidas Minadas al que pertenece la fotografía premiada tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.
Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.
Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad.
Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película Cuentos de la luna pálida de Kenji Mizoguchi.
Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de la minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles desde el inicio de la transición encabezados por los presidentes Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabriquemos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo y que me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero como Martín Luther King me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.
Muchas gracias.


"SOFIA ES COMO MI HIJA"
Desde Irak, el periodista comenta la estrecha y cercana relación que tiene con Sofía. "La conocí cuando tenía 14 años y es, al igual que otras víctimas de la guerra, como mi hija. Perdió a su hermano mayor en una explosión y tiene dos hijos. Cada cierto tiempo ha de cambiar las prótesis, pero no tiene dinero. Su lucha por la supervivencia es una muestra de dignidad".
Pese a que ha retratado los principales conflictos bélicos del último cuarto de siglo, Gervasio Sánchez (nacido en Córdoba en 1959) no se considera un corresponsal de guerra.
"Ésa es una etiqueta demasiado utilizada en el periodismo y de una manera bastante fraudulenta. Yo soy simplemente un fotógrafo que documenta las grandes tragedias que ocurren en este mundo, un mundo bastante poco generoso con gran parte de la población".
Cree que sólo quien sea capaz de estar 50 años en zonas de conflicto puede llamarse reportero de guerra y es consciente de que su obligación es "cubrir conflictos armados y hacerlo de manera rigurosa, tratando a las víctimas con el respeto que se merecen". Sánchez no se siente atraído por la guerra. "A ningún periodista le atrae. Es el fracaso absoluto del hombre".

GERVASIO SANCHEZ
Nacido en Córdoba en agosto de 1959, Gervasio Sánchez es periodista desde 1984. Sus trabajos se publican en Heraldo de Aragón y La Vanguardia y colabora con la Cadena Ser y la BBC.
Es autor de varios libros fotográficos: El cerco de Sarajevo (1995) y los publicados por la Editorial Blume Vidas minadas (1997 y 2002), Kosovo, crónica de la deportación (1999), Niños de la guerra (2000), La caravana de la muerte. Las víctimas de Pinochet (2002), Latidos del tiempo (2004), junto al escultor y artista plástico Ricardo Calero y Sierra Leona, guerra y paz (2005).
Coordinó en 2001 junto a Manuel Leguineche el libro Los ojos de la guerra (Homenaje a Miguel Gil) y en 2004 publicó el libro literario Salvar a los niños soldados.
Ha recibido los premios Cirilo Rodríguez, Club Internacional de Prensa, Andalucía de Cultura, Derechos Humanos de Periodismo, Liber Press, Javier Bueno. Las instituciones aragonesas le han concedido la Medalla de Oro de Santa Isabel de Portugal y la Medalla al Mérito Profesional, además de nombrarle hijo adoptivo de Zaragoza. Es enviado especial por la paz de la UNESCO desde 1998.

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