MEXICO (AP) - Con ceremonias solemnes y misas, la Ciudad de México marcó el domingo el vigésimo quinto aniversario del terremoto de 8,1 grados que dejo cerca de 10.000 víctimas y desató un torrente de acción cívica que muchos dicen ayudó a encaminar al país a la democracia.
En la plaza del centro de la ciudad donde el Hotel Regis se derrumbó en 1985, una serie de ambulancias y patrullas marcaron el momento activando sus sirenas. El hotel nunca fue reconstruido, y a la plaza que quedó en su lugar se le conoce como el Parque de la Solidaridad.
Por otra parte, el silencio reinó en el humilde monumento construido en el sitio en el que se erigía el edificio Nuevo León, donde cientos de personas murieron. Una anciana encendió velas votivas en memoria de sus hijos fallecidos, y los sobrevivientes colocaron coronas de flores en las bancas construidas alrededor del sitio.
Cuauhtémoc Abarca, de 53 años, quien se desempeñó como líder comunitario para los residentes del complejo habitacional de Tlatelolco, recordó haber escuchado el sonido de cristales que se rompían mientras la tierra se sacudía violentamente.
"Escuché que empezaban a romper vidrios, y eran los vidrios del Nuevo León, que se estaban rompiendo. Voltee hacia el Nuevo León, y entonces fue cuando vi la imagen que estaba colapsándose; primero se hizo como sandwich y luego se torció, se cayó", afirmó.
"No era algo que uno pudiera creer que estaba sucediendo. Lo veía pero no lo creía, una nube de polvo que se levantó", agregó.
Tras el terremoto, mientras funcionarios del gobierno, tropas del ejército y la policía titubeaban _aparentemente carentes de preparación ante el desastre y más interesados en impedir el acceso a los edificios derrumbados que en buscar sobrevivientes_ los vecinos organizaron equipos de rescate para sacar a las víctimas de los escombros.
"Vamos a tener un gran simulacro el día de mañana, para que nunca más vuelva a ocurrir, en esta ciudad, no digo un sismo, sino lo que ocurrió después del sismo de 85, que no se tenía equipo, que no estaban organizados los rescatistas", afirmó el alcalde Marcelo Ebrard. "La sociedad tuvo que actuar en buena medida por sí sola frente a la catástrofe".
Al recordar a las víctimas en una ceremonia oficial el domingo, el presidente Felipe Calderón reconoció que en la actualidad hace falta la unidad y hermandad que hace 25 años despertó el sismo entre los mexicanos, así como una mayor consciencia sobre prevención.
"Necesitamos, por un lado, una cultura de responsabilidad con la naturaleza, pero por el otro, mucho mejores sistemas de protección y avanzar hacia una nueva cultura de prevención y de autoprotección", dijo el mandatario.
Abarca, quien siguió una carrera como activista comunitario y ayudó en los esfuerzos de rescate después del terremoto de Haití del 12 enero, dijo que el activismo comunitario despertado por el sismo de la Ciudad de México todavía está vivo.
"Hay en términos generales más participación en muy diferentes aspectos, pero el gobierno se ha encargado de dispersar a la gente, de crear cortinas de humo, de hacer como si escucha, de hacer como si promueve, cuando en la realidad sigue tomando sus decisiones, a todos los niveles, y manteniéndolas a piedra y lodo (firmemente)", afirmó.
Muchos consideran que las tempranas declaraciones de México diciendo que no necesitaba ayuda internacional contribuyeron posteriormente a la caída del Partido Revolucionario Institucional, el cual perdió las elecciones presidenciales en el 2000 por primera vez en siete décadas.
Por otra parte, el silencio reinó en el humilde monumento construido en el sitio en el que se erigía el edificio Nuevo León, donde cientos de personas murieron. Una anciana encendió velas votivas en memoria de sus hijos fallecidos, y los sobrevivientes colocaron coronas de flores en las bancas construidas alrededor del sitio.
Cuauhtémoc Abarca, de 53 años, quien se desempeñó como líder comunitario para los residentes del complejo habitacional de Tlatelolco, recordó haber escuchado el sonido de cristales que se rompían mientras la tierra se sacudía violentamente.
"Escuché que empezaban a romper vidrios, y eran los vidrios del Nuevo León, que se estaban rompiendo. Voltee hacia el Nuevo León, y entonces fue cuando vi la imagen que estaba colapsándose; primero se hizo como sandwich y luego se torció, se cayó", afirmó.
"No era algo que uno pudiera creer que estaba sucediendo. Lo veía pero no lo creía, una nube de polvo que se levantó", agregó.
Tras el terremoto, mientras funcionarios del gobierno, tropas del ejército y la policía titubeaban _aparentemente carentes de preparación ante el desastre y más interesados en impedir el acceso a los edificios derrumbados que en buscar sobrevivientes_ los vecinos organizaron equipos de rescate para sacar a las víctimas de los escombros.
"Vamos a tener un gran simulacro el día de mañana, para que nunca más vuelva a ocurrir, en esta ciudad, no digo un sismo, sino lo que ocurrió después del sismo de 85, que no se tenía equipo, que no estaban organizados los rescatistas", afirmó el alcalde Marcelo Ebrard. "La sociedad tuvo que actuar en buena medida por sí sola frente a la catástrofe".
Al recordar a las víctimas en una ceremonia oficial el domingo, el presidente Felipe Calderón reconoció que en la actualidad hace falta la unidad y hermandad que hace 25 años despertó el sismo entre los mexicanos, así como una mayor consciencia sobre prevención.
"Necesitamos, por un lado, una cultura de responsabilidad con la naturaleza, pero por el otro, mucho mejores sistemas de protección y avanzar hacia una nueva cultura de prevención y de autoprotección", dijo el mandatario.
Abarca, quien siguió una carrera como activista comunitario y ayudó en los esfuerzos de rescate después del terremoto de Haití del 12 enero, dijo que el activismo comunitario despertado por el sismo de la Ciudad de México todavía está vivo.
"Hay en términos generales más participación en muy diferentes aspectos, pero el gobierno se ha encargado de dispersar a la gente, de crear cortinas de humo, de hacer como si escucha, de hacer como si promueve, cuando en la realidad sigue tomando sus decisiones, a todos los niveles, y manteniéndolas a piedra y lodo (firmemente)", afirmó.
Muchos consideran que las tempranas declaraciones de México diciendo que no necesitaba ayuda internacional contribuyeron posteriormente a la caída del Partido Revolucionario Institucional, el cual perdió las elecciones presidenciales en el 2000 por primera vez en siete décadas.
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